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Sólo en México

Arturo Brizio Carter

El año agoniza y en su estertor de 2005 sucedieron cosas que, la verdad, sólo pueden pasar en México.

Tras perder el título ante Toluca, el vicepresidente del Monterrey, Luis Miguel Salvador, y Guillermo Franco se lanzaron con fuertes declaraciones en contra del árbitro del partido, Marco Antonio Rodríguez, acusándolo no sólo de incapacidad sino de haber arreglado el encuentro a favor de los rojos.

Yendo por partes, es imposible, desde el punto de vista arbitral, realizar una defensa lógica de un trabajo incoherente; Rodríguez sale al terreno de juego pensando que el deporte más bello del mundo se creó para que fuera el centro de atención, y mediante su fanatismo religioso, tiñe de fervor sus actitudes absurdas y prepotentes.

Marco masacró con tarjetas inclementes un partido que prometía poco y acabó siendo nada, con un triste campeón sacando el balón donde fuera y pidiendo la hora pese a jugar contra ocho rivales.

Tampoco es la primera vez que un integrante del cuadro perdedor, so pretexto de la calentura propia de la derrota, lance improperios contra el arbitraje, que sabemos es un excelente paño de lágrimas de mediocres y ardidos. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, confluyen circunstancias que lo hacen parecer grave.

El directivo rayado Luis Miguel Salvador fue jugador de futbol, seleccionado nacional y, en su trato, gente de bien; por lo tanto es inadmisible que, por mucho dolor que la derrota le infiera, permita declararse a favor que la turbamulta ahíta haga justicia de propia mano linchando al polémico silbante. No veo diferencia entre el encumbrado dirigente y aquellos que incitaron a la multitud en los penosos acontecimientos ocurridos en Tláhuac apenas hace unos meses.

Más delicado aún es el caso de Guillermo Franco. Este jugador argentino se ha convertido en un ídolo de Monterrey, y al naturalizarse encuentra cobijo en la selección de Ricardo La Volpe. Es este hecho fundamental lo que debería indignar a la gente de futbol: ¿cómo es posible que un hombre que es acogido de esta manera se atreva a acusar de arreglos, corruptelas y cochupos en la casa que ha elegido para vivir? ?El Guille? mostró su baja estatura moral al insultar y acusar sin pruebas aunque luego se retracta y disculpa con el Toluca, ¿y el arbitraje?, bien gracias, que para aguantar eso y más están los nazarenos.

Con todo, la peor parte en este sainete la llevó la Comisión Disciplinaria; sanciona económicamente a los boquiflojos y queda en el aire la impresión de que actúa por consigna.

Siendo un pilar de credibilidad en nuestro balompié, son excesivos la cantidad de bandazos e interpretaciones sesgadas que hace del reglamento.

Perdona castigos, aplica sanciones blandengues, multa a majaderos y lo peor de todo, no hay nadie que inquiera el porqué de su absurdo proceder. Como México no hay dos.

Este comité dirigido por Alfonso Sabater ha dicho que sólo actúa a petición de parte y no de oficio, es decir, que el reporte arbitral o una protesta es lo que acciona los rígidos resortes de la legalidad y la disciplina.

Sin embargo, en este caso no hubo reporte del silbante ni protesta de nadie y decide proceder, entonces, las preguntas son muchas: ¿por qué sólo dos partidos de castigo a Gaitán por empujar a Arredondo? ¿Por qué no se sancionó con juegos de suspensión a Franco por sus imprudentes declaraciones?, ¿por qué no se persiguió de oficio el empellón que Leaño le pegó a Chacón o la tecleada que Quatrochi le dio a Rodríguez?, ¿por qué se castiga a unos en base al video y a otros no?.

Busque, para encontrar las respuestas, la etiqueta ?made in México?.

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