EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Pese a estar muy cerca de la cabecera municipal, los habitantes del ejido El Nilo, no saben lo que es bañarse bajo la regadera, puesto que sólo tienen agua durante una hora cada tercer día, lo que los obliga a captar el vital líquido en grandes recipientes, algunos de los cuales son virtuales reservorios del mosquito que provoca el dengue.
Con una población aproximada a los mil habitantes, El Nilo se ubica a un par de kilómetros de San Pedro, sobre la carretera que conduce al lugar conocido como La Cuchilla, un kilómetro adentro, para lo cual es necesario cruzar un angosto camino de gravilla plagado de baches, al término del cual hay que cruzar un puente que está sobre un canal de riego.
Pablo Rodríguez Rangel, de 67 años de edad, que se gana la vida vendiendo leña y carbón, manifestó su decepción hacia las autoridades municipales (anteriores y actuales), debido a que no les han cumplido lo que prometen en campaña, que es la introducción de drenaje y la dotación de agua con mayor frecuencia.
?Ahorita, sólo tenemos agua durante una hora y eso, cada tercer día, por lo que tenemos que juntarla en grandes tambos para después poder hacer uso de ella. No importa en qué, la cosa es tener agua para las necesidades más apremiantes, como son la preparación de alimentos y aseo personal?, dijo.
?Hay muchas vecinas que se han quedado solas al morir sus maridos o bien, que sus hijos se hayan ido a trabajar a Estados Unidos, pues aquí no hay dónde, por lo que se las tienen qué ingeniar para estar al pendiente de la hora en que haya agua y poder juntarla, pues luego se les pasa y no tienen con qué pasar los dos días siguientes?, expresó.
A diario, Pablo, recorre los 1.5 kilómetros que hay desde donde está El Nilo, hasta la carretera y de ahí atravesar San Pedro para dirigirse a otros ejidos donde le compran el carbón que hace de mezquite.
Sobre el drenaje, dijo que cada vez que hay elecciones, los candidatos vienen y les prometen que lo pondrán, pero luego, cuando ya están en el puesto, se les olvida y nunca regresan, por lo que los años han pasado sin que hasta el momento hayan siquiera hecho el intento por cumplir, dijo Pablo un tanto decepcionado.
?El pueblo se está quedando solo. Mucha gente prefiere irse a otras ciudad o de plano a Estados Unidos, donde si les va bien, mandan por su familia, ya que tampoco ellos tienen la esperanza de que algún día las autoridades lleguen a poner el drenaje o tan siquiera que dejen el agua las 24 horas?, expresó.
Tras despedirse, Pablo Rodríguez Rangel se aleja por la carretera, llevando consigo un bulto de carbón que de venderlo rápido, le dará oportunidad de hacer otros viajes para vender más.
