Ginebra, (EFE).- Un histórico collar con 27 diamantes que pudo pertenecer a la emperatriz rusa Catalina II "la Grande" se vendió en Ginebra por 1.53 millones de dólares, pero la estrella de la subasta fue un impresionante diamante rosado, adquirido por 3.89 millones de dólares.
"El comprador del collar es una persona anónima y el del diamante rosa es una persona particular de Estados Unidos", dijo al término de la subasta el director ejecutivo de la firma Sotheby's, David Bennet, que declinó dar a conocer los nombres de los nuevos propietarios de las joyas ni los de quienes hasta las tuvieron en su poder.
Además de esas joyas, la casa de subastas británica vendió también un par de brazaletes articulados de diamantes y esmeraldas creados por Van Cleef and Arpels entre 1926 y 1928 para la millonaria estadounidense Daisy Fellowes por 2.54 millones de dólares.
Los descendientes de Fellowes, heredera de la fortuna generada por las máquinas de coser Singer a principios del siglo XX y de quien una parte de su colección de joyas ya se vendió en 1991 en Ginebra, subastaron también otras piezas de su antepasada.
Bennett explicó en conferencia de prensa que durante los tres días de subastas celebrados esta semana en Ginebra sus ventas de joyas totalizaron los 28 millones de dólares.
"La venta ha sido un éxito y demuestra que somos los líderes en la venta de joyas de Van Cleef and Arpels", dijo un portavoz de la casa de subastas, que cada año celebra dos grandes ventas públicas en Ginebra y otra en la localidad alpina de St. Moritz.
Además de piezas de la citada firma de joyería, Sotheby's subastó una fabulosa colección de piedras preciosas y otras joyas creadas por artistas de ese sector como Harry Winston, Cartier y Tiffany, entre otros.
El collar que habría pertenecido a Catalina II de Rusia, con el que aparece en algún retrato, es una de las joyas más prestigiosas puestas en el mercado en los últimos años y también una de las pocas del siglo XVIII que se ha conservado en su estado original, señaló un portavoz de la casa de subastas.
Se trata de un collar de diamantes con elegante diseño y un cierre en forma de lazo anudado que se puede desmontar, también realizado en esa gema, y que en su momento eran consideradas como dos piezas separadas.
Un portavoz de la empresa explicó que la joya pertenecía a la colección de la familia imperial rusa que la guardaba en la "Sala de los Diamantes" del palacio de San Petersburgo hasta que en 1927 fue adquirida por un joyero londinense, pero declinó revelar quién fue su último propietario.
Al valor histórico de la pieza se suma la riqueza de su diseño, en el que su creador alineó 27 diamantes redondeados y circundados de piedras similares, montados sobre una estructura de plata, a la que añadió un cierre en forma de nudo.
La emperatriz rusa, a quien pudo pertenecer la joya, llamó a su corte a los mejores joyeros franceses y suizos del momento, como Posier y Duval, que le confeccionaron nuevos diseños que luego administraba el Fondo Nacional Ruso de Diamantes creado en 1719 por su padre, Pedro I.
Aunque este collar era la pieza más esperada de la subasta, un anillo con un diamante rosa denominado "Fancy Vivid Pink", rodeado de brillantes y cuatro esmeraldas, fue la pieza que más cara se vendió, al llegar a 3,89 millones de dólares.
Los fabulosos brazaletes de Daisy Fellowes, así como otro collar de diamantes confeccionado con zafiros de Cachemira y diamantes, se vendieron, respectivamente, por 2.54 y 1.61 millones de dólares, mientras que un anillo con un diamante de 17 kilates y realizado en 1970 por la casa Van Cleef and Arpels alcanzó 1.19 millones de dólares.