Carece el 24 por ciento de la población del servicio del vital líquido.
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BUENOS AIRES, ARGENTINA.- El incumplimiento de los compromisos asumidos por las empresas concesionarias de agua potable en Argentina se convirtió en la principal causa de la falta de ese servicio para nueve millones de personas, admitió el Gobierno.
De acuerdo a informes de la estatal Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, de los casi 37 millones de habitantes del país sudamericano, 24 por ciento carece del servicio.
La dependencia indicó que uno de cuatro argentinos habita viviendas en condiciones deficitarias, hechas de cartón, techos de zinc y bolsas de plástico, pisos de tierra, hacinamiento, sin agua corriente, sin drenaje y sin recolección de basura.
La bióloga argentina Verónica Odriozola, integrante de la organización ecologista Greenpeace, dijo que por más campañas que se realizan, el problema del abastecimiento y la calidad del agua es ignorado por las autoridades locales.
?Hay lugares donde el agua que se está extrayendo para consumo no está en condiciones propicias, pero desde el Gobierno (del presidente Néstor Kirchner) nadie está planteando soluciones?, reveló la especialista.
Las condiciones de insalubridad en que vive cerca de la cuarta parte de la población, no es entendible en un país que cuenta con la cantidad necesaria de agua potable para abastecer a sus habitantes, como lo demuestran informes internacionales.
Según el Programa Mundial de Recursos Hídricos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Argentina ocupa el lugar 43 entre los países que disponen de gran cantidad de agua potable, con un total de 21 mil 981 metros cúbicos por persona al año.
Las cifras del organismo internacional contrastan, por ejemplo, con México, país que con sus cuatro mil 624 metros cúbicos por persona al año, ocupa la posición 94.
De acuerdo a esa misma clasificación, Argentina también destaca con respecto a la calidad de su agua, pues está en la posición 13 y supera a países como España, Chile, Venezuela y México.
Pese a esta favorable posición, el vital líquido no es bien distribuido en Argentina, lo que explicaría la falta de agua potable para nueve millones de personas en el país sudamericano.
Las causas de esta situación se remontan a 1992, cuando el Gobierno del entonces presidente Carlos Menem privatizó la empresa estatal Obras Sanitarias de la Nación, la cual se convirtió, con capitales franceses y españoles, en Aguas Argentinas.
La empresa empezó a operar con incrementos tarifarios del 74 por ciento y durante una década logró ganancias del 19 por ciento anual, pero incumplió con sus compromisos de inversión, al tiempo que fue realizando ajustes de tarifas, que padecieron los usuarios.