Comerciantes, músicos, borrachos, drogadictos y prostitutas se han apoderado de un sitio histórico
El Siglo de Durango
Circular por calle Victoria advierte a lo lejos la estampa de un magnífico monumento que podría cobijarse por un espléndido entorno. Pero no es así.
La estatua conmemorativa a la Independencia de México se avizora desde cuadras antes de llegar a la Plazuela Baca Ortiz, y a simple vista, cuadras antes de llegar, genera confianza para quien no conoce lo que hay encima de esta plaza.
Es domingo y decenas de personas se animan a ocupar los asientos de concreto y piedra que hay debajo de los árboles frondosos.
La mayoría es gente del campo. Casi todos son varones, muchos de ellos de edad avanzada. Y eso, para las mujeres y las familias, genera una apariencia todavía más peligrosa a este lúgubre sitio, olvidado por años.
Sin embargo, a pesar de ese olvido oficial que ha imperado por varias décadas, la Plazuela Baca Ortiz no se siente sola del todo, pues sí ha tenido algo de compañía.
Sí, en este tiempo habido quienes sí le han sido fieles y no la abandonan. Aunque estos acompañantes le provocan daño, suciedad y mal aspecto al histórico sitio, protegido entre comillas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
La tarde del domingo 20 de noviembre empieza a caer. Pocos rayos de luz se logran asomar entre las copas frondosas de los árboles, que no han sido podados para un mejor lucimiento.
De pronto se ven esporádicos niños corriendo entre los macetones que debieran ser jardineras, mismas que sirven de día como botes de basura o como acopio de desechos del comercio, y que por las noches llegan a tener otro uso distinto, algo ilegal y algo prohibido.
La Baca Ortiz se sitúa a escasas dos cuadras de la Plaza de Armas, la principal de la capital duranguense. Su ubicación es estratégica pues está en pleno corazón del Centro Histórico, con la ventaja de contar con una arteria rápida para llegar a ese lugar.
No obstante, pareciera un lugar embrujado, donde nadie quiere ir y son selectos los grupos sociales que se animan a pasear por entre sus árboles. Pareciera un sitio que todos ignoran y por el que nadie quiere transitar a pie, mucho menos como paseo familiar.
Es triste pero su cercanía con las zonas más atractivas del Durango histórico, mítico y colonial sirven de muy poco.
Y es que, la Baca Ortiz y sus alrededores son algo así como un cero a la izquierda en los temas relativos a la protección del primer cuadro de la ciudad.
Los comerciantes informales, los músicos, los borrachos, los drogadictos, las prostitutas y todos esos fantasmas vivientes aterrorizan la zona, le dan mal aspecto y dejan claro que la Plazuela Baca Ortiz no tiene dueño...
Pero, mientras la reclaman las autoridades será de ellos y de nadie más.
Denuncian prostitución
La regidora Emilia Elizondo Torres aseguró que la Plazuela Baca Ortiz no sólo es un foco inseguro y sucio, sino que se ha convertido también en un prostíbulo que añade negatividad a la imagen del Centro Histórico.
La presidenta de la Comisión de Desarrollo Industrial, Comercial y Turística del Cabildo, manifestó que una serie de anomalías y vicios añejos están incrustados en esta popular plaza desde hace mucho tiempo. La plazuela es el remate del Paseo de Las Alamedas y de Las Moreras, y en general de todo ese corredor ?que la verdad tiene una imagen atractiva y muy diferente al deterioro que presenta la plazuela?.
Sin embargo, la regidora del Partido Acción Nacional (PAN) se dijo a favor de instrumentar una estrategia para recuperar este sitio ubicado en el primer cuadro de la ciudad.