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Temas prioritarios de campaña/No sólo mercadotecnia política

Raúl Muñoz de León

2006 será un año decisivo, hasta crucial diríamos, en la historia de la política del país. El próximo año los mexicanos elegiremos al presidente de la República, a 500 diputados federales: 300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional o plurinominales, como también se les llama; 128 senadores: 64 de mayoría, 32 de primera minoría y 32 de representación proporcional. Estas dos últimas clases de senadores, no tienen razón de ser, pero ello será tema de otro artículo. Habrá renovación, pues, de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Además, en algunos estados de la República, esta elección coincidirá con la de gobernador, ayuntamiento y diputaciones locales.

Será una elección muy competitiva; tanto se ha dicho esto que citarlo nuevamente incurrimos en un lugar común. Tampoco está de más que lo mencionemos por enésima vez, porque lo importante y trascendente es que no se trata simplemente de elegir a personas que, propuestas por los partidos, tengan vicios y virtudes, méritos y defectos, sino que estaremos frente a la disyuntiva de reforzar la democracia y volver a prácticas contrarias a ella que consideramos deben irse ya definitivamente.

Los partidos políticos se encuentran hasta este día en el desarrollo de procesos internos para seleccionar a su candidato a la Presidencia. Con excepción del PRD, en el que todo parece indicar que su abanderado será quien todavía es jefe de Gobierno del Distrito Federal, pues ha convertido a la organización política en rehén de sus ambiciones, situación que se agudizó con la decisión de su histórico líder moral de no participar en la contienda interna; en las otras dos principales fuerzas electorales, el PAN y el PRI, no se ve todavía con suficiente claridad quiénes serán sus candidatos, por el número de aspirantes, aunque ya se perfilan como los más viables, el ex secretario de Gobernación por el albiazul y el presidente nacional del partido por el tricolor.

Quienes aspiran a ser postulados como candidatos por su partido, excepto el líder nacional del PRI, quien no puede todavía declararse abiertamente mientras siga en el cargo, se han dedicado más a promocionar su imagen personal, gastando fuertes cantidades de dinero, que a exponer una plataforma que contenga proyecto o estrategia para atacar y eventualmente, resolver los principales problemas que afronta la sociedad mexicana, lo que seguramente harán o deberán hacer cuando se despeje la incógnita y se formalice su candidatura.

Ante este panorama, militemos o no en un partido político sino como ciudadanos que somos, los mexicanos debemos hacer un ejercicio responsable para elaborar una imaginaria relación de cuestiones prioritarias que deben formar parte de un programa de Gobierno y en función de ellas decidir nuestras preferencias electorales de acuerdo con las propuestas que los candidatos hagan.

Sólo de manera enunciativa no limitativa y no necesariamente en ese orden, consideramos que las prioridades que deben ser atendidas por partidos y candidatos son las siguientes:

1. Una efectiva campaña contra la inseguridad pública que ataque de raíz el problema y acabe con la terrible psicosis que vive la población mexicana.

2. Una auténtica transformación del sistema educativo para terminar con rezagos y deficiencias.

3. Programa de lucha frontal contra la pobreza, el atraso y la marginación.

4. Generación de empleos mediante el fortalecimiento de la planta productiva.

5. Cambio de modelo económico neoliberal porque ha probado ya su ineficacia.

6. Elevación real de los salarios y consolidación de su poder adquisitivo.

7. Amplio programa de materia de salud elevando su calidad, así como protección del medio ambiente.

8. Garantía de un país de leyes y de justicia que nos permita vivir en un auténtico Estado de Derecho.

9. Promoción de programas de vivienda, servicios públicos e infraestructura que se reflejen en una mejor calidad de vida.

10. Fortalecimiento del federalismo por la vía de la consolidación de las finanzas públicas de estados y municipios y operación de un efectivo desarrollo regional.

Estos son sólo diez temas de una larguísima relación de cuestiones que a los mexicanos interesan y preocupan. Y no obstante su importancia y trascendencia, preguntamos: ¿ha oído usted, ha sabido de algún partido, aspirante o precandidato que haya tocado estas prioridades y la manera de abatirlas, si llega a la Presidencia de la República? Lamentablemente, ninguno. Su atención está centrada en la mercadotecnia política mediante construcción de imágenes y frases subliminales con el objetivo de “llegarle” al electorado. Nada de oferta política. Esto es lastimoso porque un diagnóstico de la realidad nacional revela dramáticamente los rezagos y problemas de la sociedad mexicana. La generalización de la problemática no resuelve nada. Es intrascendente decir, por ejemplo, “mejorar la calidad de la educación”, “eficientar los sistemas de salud”, “profesionalizar la procuración de justicia”, etc. Lugares comunes que han perdido sentido y efectividad. Entonces lo que se propone es priorizar y pasar del qué al cómo, así como cuándo y con quiénes. Ésta sería, desde nuestro punto de vista, una buena estrategia de campaña política si se quiere obtener el voto popular. Y más barata. Digo.

r_munozdeleon@yahoo.com.mx

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