Analizan científicos datos de 60 mil personas con cáncer de pulmón en Suecia.
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BERLÍN, ALEMANIA.- Los padres que fuman ponen la primera piedra para una posible aparición del cáncer en sus hijos, de acuerdo con un estudio del Centro Alemán de Investigaciones para el Cáncer, en Heidelberg.
Los resultados de la investigación podrían hacer que a partir de ahora las personas lo piensen dos veces antes de fumar un cigarrillo si no pretenden aumentar las posibilidades de que, a largo plazo, sus hijos enfermen de cáncer.
Ser fumador pasivo en la infancia aumenta los riesgos de sufrir cáncer de nariz o de pulmones en edad más avanzada, así como tener una madre fumadora durante la lactancia aumenta las probabilidades de enfermar de cáncer de vejiga o riñones, según el análisis que dieron a conocer los investigadores alemanes.
Los científicos llegaron a estas conclusiones tras analizar los datos de 60 mil padres y madres con cáncer de pulmón y sus hijos, procedentes de Suecia.
Los hijos de madres fumadoras presentaron, concretamente, un riesgo de sufrir cáncer en las vías respiratorias superiores y cáncer de vejiga un 50 por ciento superior que el del resto de las personas.
Ese mismo riesgo aumenta un 70 por ciento si se trata de cáncer de pulmón y se triplica en el caso de cáncer de nariz. Si en vez de la madre es el padre quien fuma, el riesgo en sus hijos de sufrir cáncer de nariz y otros tipos aumenta, pero no ocurre con el cáncer de vejiga y riñón.
Los efectos del cáncer en la vejiga y los riñones, según el estudio, son independientes del comportamiento fumador del padre, pero no de la madre.
Los científicos entienden que es la degradación de la nicotina y otras sustancias lo que afecta la leche materna, que después toma el bebé y expulsa los desechos a través de los órganos mencionados, que de esta forma se ven afectados.
La vejiga y los riñones son especialmente sensibles en la fase de crecimiento de las personas, según la opinión de los expertos investigadores de Heidelberg.
El estudio, que coordinaron los profesores Kari Hemminki y Bowang Chen del Departamento de Epidemiología Genética Molecular del Centro, se basó en la valoración de datos del registro de enfermos de familias suecas y abarcó distintas generaciones de enfermos.
Los datos analizados provenían del periodo entre 1958 y 2002 de alrededor de 18 mil madres y 42 mil padres enfermos de cáncer de pulmón. Entre sus hijos se registraron 174 mil enfermos de cáncer.
Una comparación con las tasas de enfermedad de la progenie de padres no fumadores permitió a los científicos establecer tasas de riesgo de cáncer específicas.
El estudio dejó de lado los riesgos que pudieran suponer para los afectados los hábitos de fumar u otros factores hereditarios, para aislar el factor “padres fumadores” y estudiar su incidencia en la enfermedad de los hijos.