EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Tiempo/Nuestro concepto

El tiempo es por igual, frío, impersonal y generoso; lo hay, más que vida, pero también es cierto que el transcurrido ya nunca se recupera. Por ello se debe aprovechar y en términos del desarrollo de una nación, aquellos meses que se convierten en años, los sexenios en los que únicamente se trató de “ganar tiempo” -eludiendo los grandes problemas nacionales, permitiendo que éstos crecieran hasta tornarse casi imposible solucionar- cobran hoy su factura.

El mundo está globalizado y México requiere grandes, profundas reformas en las áreas estratégicas de desarrollo. No hay quién niegue la imperiosa necesidad de reformar los marcos normativos de operación de las grandes paraestatales como Pemex –que se encuentra peligrosamente en sus límites-, como tampoco los hay que consideren cosa menor las gigantescas adecuaciones que se necesitan en materia fiscal y laboral. Pero son cuestiones de tipo ideológico-partidista, las posiciones encontradas que se derivan de las agendas personales o de grupo de los principales actores políticos de la escena nacional, las que hoy frenan cualquier avance.

Son, en suma, años perdidos y mientras el país se juega su viabilidad en un mundo cada vez más demandante en las materias del mercado y la productividad. Cualquier persona sensata entendería que lo verdaderamente importante hoy, es lograr avances concretos hacia la modernización integral de los marcos jurídicos de referencia en todo aquello que tiene que ver con los elementos que permiten el progreso de un pueblo. Desgraciadamente el sentido común y los más altos intereses de la patria, no son valores en juego en un escenario en donde todo tiene que ver con los beneficios concretos que logre tal o cual grupo o personaje. México es un país rehén de las agendas de los políticos.

Muchos mexicanos lo saben y también los inversionistas extranjeros, y por ello no debe extrañar, y mucho menos molestar que –sólo por citar un ejemplo- el embajador de los Estados Unidos considere que nuestro país está mal plantado al depender en exceso de las remesas y del petróleo y que advierta que las llamadas Reformas Estructurales son impostergables. Tiene razón y lo único que falta es que los gobernantes y políticos que conducen los destinos del país también lo entiendan y se decidan por fin a actuar en consecuencia. El tiempo corre y ya nunca se recupera.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 148969

elsiglo.mx