Miceli tiene como principales retos las altas tasas de desempleo y pobreza, y reanudar las negociaciones con el FMI.
Buenos Aires, (EFE).- Felisa Miceli se convertirá el jueves en la primera mujer en llevar las riendas del Ministerio de Economía de Argentina, una inesperada noticia que generó reacciones encontradas entre economistas, empresarios e inversores.
Aunque unos miran a la nueva ministra con recelo por ser una figura de "bajo perfil" y otros, quienes la conocen, anticipan que es una profesional preparada para el cargo, todos coinciden en que con su llegada no habrá cambios en el rumbo económico del gobierno del presidente Néstor Kirchner.
El economista Aldo Ferrer vaticinó una "transición ordenada" entre la salida del gabinete del hasta ahora ministro, Roberto Lavagna, y la llegada de Miceli, de quien dijo tiene una "fuerte inclinación social" y "continuará con las políticas en curso".
Para el ex gerente del Fondo Monetario Internacional Claudio Loser, la renuncia de Lavagna es "una pérdida importante para Argentina en cuanto a la credibilidad a nivel internacional" y "puede afectar negativamente en el corto plazo", aunque aseguró que "no se va a venir nada abajo".
Según el economista Orlando Ferreres, Miceli, de 52 años y que hasta ahora presidía el estatal Banco Nación, "tiene una trayectoria técnica bastante buena" y "está muy identificada con el modelo competitivo productivo, con un tipo de cambio real alto, superávit fiscal y una acomodación de precios relativos que va a producir cierta inflación en 2006".
En tanto, el economista José Luis Espert analizó los cambios en la cartera de Economía como una "profundización de la tendencia a la izquierda" del gobierno de Kirchner, quien, a su juicio, "ahora sin Lavagna no tiene red de contención".
La reacción más adversa al nombramiento de Miceli se registró en los mercados, con una caída del 4.48 por ciento en el índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires, un alza de cuatro centavos en el precio del dólar estadounidense y bajadas cercanas al dos por ciento en los bonos públicos de Argentina.
El analista bursátil Jorge Alberti dijo a EFE que "la reacción adversa no fue tanto por la noticia, porque de algún modo se esperaba que se fuera Lavagna, sino por lo intempestivo del anuncio y porque sorprendió el nombre de Felisa Miceli como sustituta".
El experto señaló que "es poco lo que los inversores conocen de Miceli, quien logró buenos balances en el Banco Nación pero no tiene relevancia internacional y le va a costar algo de tiempo generar confianza en los mercados".
Entre los empresarios, la opinión también fue dispar.
Para el presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, el cambio de ministros es "una señal inoportuna que podría afectar a los mercados externos".
En coincidencia, el titular de la Cámara de Comercio e Industria, Miguel Schiaritti, señaló que "el cambio de un ministro, en este momento, es muy arriesgado porque el funcionario saliente demostró después de muchos años ser un hombre medido para alcanzar las metas y lograr las condiciones económicas actuales".
Pero para Rubén Manusovich, líder de la Federación de Cámaras Empresarias, que agrupa a pequeños empresarios y comerciantes, con la ida de Lavagna llegó el fin de los "ministros estrellas que en realidad son 'lobbystas' y fieles custodios de los intereses de las grandes empresas".
Por su parte, el titular de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, dijo que los cambios de gabinete "agitan un poco las aguas", aunque destacó que nada indica que la dupla que formarán Kirchner y Miceli no vaya a ser "exitosa" como la integrada con Lavagna.
El presidente de la Confederación General Económica, Marcelo Fernández, consideró que la elección de Kirchner es "oportuna porque la toma en un momento crucial para definir el rumbo económico de su gobierno".
Según el empresario, el desafío a superar es "la contingencia de la inflación que genera desde hace un tiempo incertidumbre para que el proceso de reindustrialización se consolide y se atraigan las inversiones necesarias para generar trabajo genuino y desarrollo".
Miceli deberá enfrentar además otras cuestiones pendientes, como las altas tasas de desempleo y pobreza, y reanudar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional.