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Tegucigalpa, Honduras.- Más del 50 por ciento de los profesionales universitarios de países de América Central y del Caribe viven en el extranjero, señaló un informe elaborado por el Banco Mundial (BM).
?Migración Internacional, remesas y la fuga de cerebros?, un estudio divulgado por el BM reveló que la fuga de profesionales es masiva en los países pequeños y pobres que se encuentran en proceso de desarrollo.
?Mientras más del 50 por ciento de los graduados universitarios emigran de los países centroamericanos y caribeños en algunos países esta cifra llega hasta el 80 por ciento?, precisó el documento. Advirtió que si bien la movilidad de los trabajadores altamente calificados puede ofrecer muchas ventajas, las consecuencias de este éxodo pueden traer problemas en algunos países pobres.
Pero, la fuga de cerebros reviste menos magnitud en los desarrollados, donde en un país con más de 30 millones de habitantes, el éxodo de profesionales y personal calificado es inferior al 5.0 por ciento de la población con estudios universitarios.
?Esto se debe a que dichos países tienen una gran población de personas calificadas, de modo que aunque emigre un gran número de estos profesionales, el porcentaje, es de todas maneras pequeño?, indicó el estudio.
En países como China e India, sólo del tres al cinco por ciento de sus graduados viven en el exterior, situación similar acontece en Brasil, Indonesia y Rusia. Mientras los emigrantes educados de India tienen más posibilidades de conseguir en Estados Unidos un trabajo acorde con su nivel de conocimientos.
De hecho, Canadá y Australia tienen la mayor proporción de inmigrantes educados dentro del número total de inmigrantes en esos países.
Para tener mejores opciones de trabajo, una de las razones es el idioma, por eso la ventaja de los hindúes al emigrar a Estados Unidos.
Cerca de 200 millones de personas viven fuera de su país y se espera que por ello las remesas asciendan a unos 225 mil millones de dólares en 2005, aseguró el Banco Mundial.
Las remesas de los emigrantes alivian la pobreza y ayudan a elevar los niveles de la salud infantil, asistencia e inversiones en sus países de procedencia, indicó el estudio.