Onda cálida| La falta de agua provoca conflicto entre los vecinos.
EL SIGLO DE TORREÓN
El poblado ofrece un panorama desolador.
TLAHUALILO, DGO.- Los recibos del agua potable llegan sin demora a las casas de los habitantes de esta cabecera municipal y las diversas comunidades rurales, pero lo que no llega es el agua y la situación es crítica a grado tal que hasta entre los mismos vecinos hay conflictos, pues los que sí alcanzan agua la desperdician y eso molesta a quienes tienen que acarrearla o pagar porque les lleven en tambos.
El secretario del Ayuntamiento, Edgardo Ramírez Frayre, reconoce que Tlahualilo pasa por una de las etapas más críticas en su historia por la falta de agua, ya que el jueves pasado el equipo de una noria falló, pero un día antes, trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad habían cortado el suministro de la energía de otra noria.
?La situación es que no tenemos agua propia porque en el subsuelo se detectó arsénico desde hace como 20 años y desde entonces los problemas de desabasto no terminan?.
Ante la severidad del desabasto de agua, las autoridades temen el incremento de las enfermedades gastrointestinales o deshidratación de los niños, ya que son los más propensos a sufrir las consecuencias en su salud.
La cabecera municipal, con poco menos de diez mil habitantes, desde el mediodía y por las tardes se asemeja a un pueblo abandonado, ya que el sol cae sin piedad por su calles que lucen desiertas y áridas, con algunos árboles secos por la falta de agua.
Los habitantes de Banco Nacional, donde hay poco más de mil personas, son de los que padecen más la falta de agua, toda vez que están ubicados a seis metros de altura del tanque de almacenamiento de Lucero y ante la poca presión, es imposible que les llegue el líquido.
Los profesores de las escuelas primaria y secundaria coinciden: el problema es grave en realidad y por desgracia no se hace nada todavía efectivo para resolverlo, pero esto ya tiene años y se acentúa más durante la temporada de calor.
?Cuando los alumnos piden permiso para ir al baño, mejor los mandamos a sus casas o al monte para evitar más suciedad en los sanitarios, pues no hay agua?, dice uno de los profesor de la Telesecundaria.
El Centro de Salud, cuyas instalaciones no han sido terminadas, no es la excepción en cuanto a la falta de agua y el calor adentro es insoportable tanto para las personas que acuden como para la enfermera y el médico que atiende a los pacientes.
Los que pueden por sus propios medios, acuden a la noria más cercana a pedir agua, en vehículos, carretillas o triciclos y otros pagan para que en camionetas les lleven, pero les cuesta hasta 50 pesos para poder llenar sus tambos, que les duran uno o dos días.
Es común ver en las viviendas, pozos que los moradores han cavado para llegar a donde pasa la red de agua y poder así abastecerse, pero en esta temporada les resulta inútil, ya que no llega ni gota.
Las mujeres manifiestan que cuando reciben agua, es una o dos horas cada tercer día, aunque ya ni eso y ante el problema que enfrentan, optaron por no pagar los recibos del agua.
Una de las mujeres cuenta que hace poco le reclamó a una muchacha que estaba desperdiciando el agua y se hicieron de palabras. ?No es justo que nosotros no tengamos agua y otras personas la desperdicien?.
Ramón Niño Ochoa, presidente del Comisariado Ejidal, explica que los habitantes se organizan para rehabilitar la noria que los abastecía hace años, aunque corren el riesgo de que salga con arsénico y no podrían utilizarla.
Otras de las comunidades que ni siquiera tubería tienen, son Nombre de Dios, La Sierrita, San Juan de Banderas, San Dionisio y Pancho Villa, pueblos pequeños pero que también necesitan del agua para vivir.
LA SOLIDARIDAD.
Desde pasadas administraciones municipales, el Sistema Descentralizado de Agua Potable y Alcantarillado (Sideapa) de Gómez Palacio, se ha solidarizado con la comunidad de Amapolas, municipio de Tlahualilo y les hacía llegar pipas.
Yadira Graciela Narváez Salas, titular de la empresa de agua, dijo que con el fin de colaborar mejor con ellos, se tendió una línea que permitía que les llegara el líquido por un número de horas; sin embargo, los pozos se han ido abatiendo porque el volumen de que se dispone es mucho menor de tal forma que ya no les llega por este medio sino a través de las pipas.
?Sin embargo, la población insiste en que se les restablezca el servicio de la línea y el jueves pasado lo intentamos hacer, pero al volver a rehabilitar una válvula que estaba en mal estado, lo único que logramos es que también le quitamos el servicio a la población de Jarita, perteneciente a nuestro municipio?, expuso.
Como ni a uno y ni a otro poblado ha beneficiado esta medida ?porque son cerca de diez kilómetros de distancia de llevar el agua de recorrido-, se volvió a tomar la determinación de abastecer con pipas a la comunidad de Amapolas hasta que no se encuentre otra alternativa más viable.
Amapolas está cerca de otra comunidad de Tlahualilo de nombre Valle Verde, que está más cerca de Gómez Palacio para suministrarles de agua.
La titular de Sideapa aclaró que no tienen pozos en Tlahualilo y sólo les brindan apoyo, ?pues ellos tienen su propia empresa de agua?.
TANQUE VACÍO.
En el ejido Lucero, de este municipio, se localiza el tanque de almacenamiento Lucero, con dos mil metros cúbicos de capacidad (dos millones de litros), pero en la actualidad apenas llega al diez por ciento porque recibe poca agua, ya que de las cuatro norias con que cuenta el sistema operativo, sólo dos funcionan y la demanda es demasiada.
El tanque surte agua, o intenta hacerlo, a diversos poblados como Jauja, Horizonte, Pompeya, La Virgen, Benito Juárez, Ceceda, Pamplona y otros, que por estos días sus habitantes sufren también la misma situación.
El crónico desabasto de agua en las viviendas de la ciudad y los poblados rurales, ha generado para el sistema operativo un problema adicional, como es la falta de pago y eso les impide reunir los recursos para el pago de la energía eléctrica.
Un tanto optimista, el secretario del Ayuntamiento dice que el gobernador, quien no ha visitado Tlahualilo, anunció una inversión tripartita de 8.5 millones de pesos para perforar otro pozo y reponer los tramos de tubería en mal estado, aunque se desconoce cuándo iniciará esta obra por la que claman los miles de habitantes de este municipio, ?olvidado no de Dios, sino del Gobierno del Estado y Federal?, como dicen sus habitantes.
Un viejo problema.
Desde finales de 1983 se dio la voz de alerta. Los pozos de agua potable de Tlahualilo, en la parte lagunera de Durango, así como los de Francisco I. Madero y San Pedro, en Coahuila, tenían arsénico. Casi todos habían rebasado ya los niveles permisibles y se corría el riesgo de causar enfermedades entre los habitantes, lo que incluso ya comenzaba a manifestarse.
En junio de 1984 la Secretaría de Salud, en coordinación con la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, junto con otras dependencias, pusieron manos a la obra y en 1985 iniciaron los trabajos del Acueducto Interestatal para el suministro de agua potable a toda la zona geográfica de los tres municipios.
Se perforaron 16 pozos ex profeso en Torreón y Gómez Palacio, y se interconectaron para llevar el agua a los habitantes de los municipios citados, a través de una línea principal de 75 kilómetros.
Para garantizar el abasto hasta la comunidad rural más lejana, se construyeron tres tanques de almacenamiento en puntos estratégicos: El Caballo Blanco, en Francisco I. Madero, con capacidad de seis mil 300 metros cúbicos (m3); el Lucero, con dos mil m3 y el Primero de Mayo, con mil 500 m3 de capacidad.
Las autoridades cancelaron todos los pozos donde anteriormente se abastecían los sistemas operativos de Tlahualilo, San Pedro y Francisco I. Madero, a fin de asegurarse que no se utilizaran más.
Los años han pasado y ahora, en lugar de existir más pozos para garantizar el abasto, o cuando menos mantenerlos en buenas condiciones, son pocos los que funcionan ?diez- y, en consecuencia, los problemas de abasto se han agudizado en los tres municipios.