NUEVA YORK, EU.- Mientras Patriotas de Nueva Inglaterra busca su segunda aparición consecutiva en el Súper Tazón, Águilas de Filadelfia intentará romper la maldición que lo persigue en las finales de conferencia, luego que ha perdido tres al hilo.
Patriotas, campeón defensor, visitará este domingo el Campo Heinz para enfrentarse a Acereros de Pittsburgh, en busca de su segundo viaje consecutivo al juego grande de la Liga Nacional de Futbol Americano (NFL).
El cuadro que dirige Bill Belichick parece llegar con todas las ventajas al juego por el título de la Conferencia Americana (AFC), en particular por la experiencia de sus jugadores, que ya han llegado dos veces en los últimos tres años a esta instancia, ambas veces con sendas victorias.
Otra más es la motivación que traen sus muchachos luego de la estruendosa victoria de 20-3 sobre Potros de Indianápolis que consiguió la semana pasada, y en la que obligó al ataque más poderoso de la liga a conformarse con un "miserable" gol de campo.
La eterna ventaja de los "Pats", por lo menos desde que Belichick asumió el mando, es el sólido juego de conjunto que despliegan y la certera ejecución de que hacen gala en cada partido, que les ha valido más que la espectacularidad de otros conjuntos.
Muestra de esto es que su ofensiva terminó como la número siete de la NFL, en tanto su defensiva fue la novena mejor de la liga y esto fue más que suficiente para hilvanar una racha de 21 victorias consecutivas, incluyendo postemporada.
En cuanto a números, el ataque de Patriotas, liderado por el pasador Tom Brady, promedió 357.6 yardas y 27.3 puntos por partido, en los cuales retuvo el ovoide a razón de 31:22 minutos; en total anotó 49 touchdowns y 31 goles de campo.
Brady, a su vez, fue el noveno en la clasificación de pasadores por rating, con índice de efectividad de 92.6 al completar 288 pases en 474 intentos, con ganancia de tres mil 692 yardas, 28 envíos de anotación y 14 interceptados.
Por tierra, el dos veces Jugador Más Valioso del Súper Tazón contó con la ayuda del corredor Corey Dillon, quien acumuló mil 635 yardas en 345 acarreos, 12 de ellos para anotación, en tanto por aire los receptores David Patten, David Givens y Deion Branch, cumplieron con una excelente labor.
Del otro lado, Acereros de Pittsburgh deberá hacer valer al máximo su condición de local y el hecho de haber sido la mejor defensiva en temporada regular, si quiere volver al Súper Tazón, luego de nueve temporadas de ausencia.
El último arribo de los metaleros al súper domingo fue en la temporada de 1995, cuando perdieron ante Vaqueros de Dallas por 27-17, y aunque desde entonces ha tenido repetidas apariciones en postemporada, lo más lejos que llegó fue al juego por el campeonato de la AFC de 1997, que perdió con Broncos de Denver.
No obstante, Acereros está lejos de ser una víctima para Patriotas, pues tienen de su parte el público y la grama del Campo Heinz, estadio en el que tiene marca de 11 triunfos al hilo, incluidos los dos últimos de la temporada anterior y el primero de esta postemporada.
En cuanto a este último, el cuadro que dirige Bill Cowher tendrá que revisar a fondo su actuación, luego que sacó un milagroso triunfo de 20-17 en tiempo extra sobre Jets de Nueva York, pero sólo gracias a los errores de último minuto del rival.
Aunque la defensiva de Acereros, la número uno de la liga, se portó a la altura del encuentro, su ataque, clasificado como el décimo sexto, tuvo serios problemas para entrar en ritmo frente a Jets.
El juego de este domingo será el mayor reto en la carrera del quarterback novato Ben Roethlisberger, primera selección colegial de su equipo en el pasado draft, ya tiene una marca de la NFL como el mariscal de campo de primer año con más victorias consecutivas, al sumar 13 triunfos en otras tantas salidas.
El "Big Ben", como es ahora conocido el novato, ha corrido con gran suerte en el inicio de su carrera, pues aunque está considerado como remplazo del titular Tommy Maddox, éste sufrió una grave lesión en un codo en septiembre pasado, con lo que dejó a Roethlisberger su lugar en el primer equipo.
Aunque la semana pasada sufrió ante la defensiva neoyorquina, el pasador metalero fue el quinto mejor de la campaña regular con rating de 98.1, al completar 196 de 295 pases, ganar dos mil 621 yardas y lanzar 17 anotaciones por sólo 11 intercepciones.
La otra arma importante de Pittsburgh es su ataque terrestre, conformado por la letal dupla de Jerome Bettis, quien acumuló 941 yardas y siete anotaciones en 250 acarreos, y Duce Staley, quien pese a estar lesionado gran parte del año ganó 830 yardas en 192 corridas, una de ellas para anotación.
En la final de la Conferencia Nacional (NFC), Águilas de Filadelfia recibirá en el Campo Lincoln Financial a Halcones de Atlanta, en busca de, ahora sí, avanzar al Súper Tazón luego de tres intentos fallidos en igual número de temporadas.
El año pasado, Filadelfia se encontró en el camino con un inspirado Panteras de Carolina, en 2002 fue la defensiva de Bucaneros de Tampa Bay la que cortó su camino, y en 2001 la zancadilla fue por parte del poderoso ataque de Carneros de San Luis.
De este modo, si algo tienen los jugadores y el entrenador en jefe Andy Reid es experiencia en juegos de campeonato y un ferviente deseo de dejar de ser el eterno perdedor, para convertirse en contendiente del juego por el título de la NFL, al que llegó por única vez en 1981, para perder con Raiders de Oakland.
Águilas tiene una gran ventaja al recibir el juego en casa y contar con el noveno mejor ataque de la lLiga y la defensiva número diez, que la semana pasada le consiguieron una contundente victoria de 27-14 sobre Vikingos de Minnesota.
Pese a haber estado fuera de actividad por casi un mes, el pasador de Filadelfia, Donovan McNabb lanzó para 286 yardas en 21 pases completos de 33 intentos, dos de ellos para anotación, y se espera que mejore estos números para el juego del domingo.
En temporada regular, McNabb fue el número cuatro en el rating, con 104.7 puntos, gracias a que convirtió 300 pases en 469 intentos, ganó tres mil 875 yardas y concretó 31 en las diagonales por sólo ocho interceptados.
El punto débil en el ataque de Filadelfia es su ofensiva terrestre, que se clasificó como la número 24 de la liga, luego que su mejor corredor, Brian Westbrook fue el número 29, con apenas 812 yardas en 177 acarreos y tres touchdowns.
Del otro lado, Atlanta es una de las grandes sorpresas de esta temporada, pues luego de quedar con marca de cinco ganados y 11 perdidos el año pasado, esta campaña su registro fue exactamente lo contrario, con un 11-5 que le valió el título en la División Sur de la (NFC).
En esta postemporada, Halcones descansó la primera semana, pero en la ronda divisional se impuso sin complicaciones a Carneros de San Luis, al que venció en su propio juego -el del poder ofensivo- con un contundente 47-17.
Sin embargo, el cuadro que dirige Wade Phillips tiene una grave desventaja, luego que su juego descansa casi por completo en el mariscal de campo Michael Vick, quien fue el número 21 en el rating con 78.1 puntos.
En la campaña regular, el pasador de los emplumados completó 181 pases en 321 intentos, con ganancia de dos mil 313 yardas, 14 anotaciones y 12 intercepciones. No obstante, la mayor virtud de Vick es su condición de impredecible.
La movilidad de este quarterback le permite salir de la bolsa de protección para convertir una jugada rota en una con ganancia de yardas, su habilidad lo llevó a ganar 902 yardas en 120 acarreos esta campaña, que lo colocan como el vigésimo tercero de la liga.
Por tierra, Atlanta también cuenta con el poder de Warrick Dunn, quien este año fue el número 15 de la NFL con mil 106 yardas en 265 corridas, nueve de éstas para anotación.
En el aspecto global, la de Atlanta fue la ofensiva número 20 y su defensiva la número 14, números que lo colocarían como un equipo mediocre que sólo llegó a postemporada gracias al bajo nivel de la NFC.
Sin embargo, Halcones ha demostrado ser un cuadro con buena ejecución y que saca la casta en momentos importantes, virtudes que lo tienen en la final de conferencia por primera vez desde 1998, cuando ganó a Vikingos de Minnesota para llegar en 1999 al Súper Tazón, que perdió con Broncos de Denver.