EL HIJO PRODIGO
Tino Martínez, que hace algunos días lucía estar al final de su carrera jonronera, ha tenido un repunte espectacular una vez que el manager Joe Torre decidió dejarlo como el primera base titular de los Yanquis de Nueva York en lugar del atribulado Jason Giambi.
Tino se convirtió nuevamente en la sensación del Yanquis desde el sábado pasado y el miércoles en juego que Nueva York ganó a los Marineros de Seattle, al batear de cuadrangular por quinto juego en forma consecutiva. La marca de ligas mayores es de ocho y la comparten Dale Long del Piratas de Pittsburgh en 1956, Don Mattingly de los Yanquis en 1987 y Ken Griffey Júnior cuando jugaba con los Marineros de Seattle en 1993.
Y en los últimos días cuando acaba de conectar otro jonrón tiene que salir de la caseta para agradecer con el casco en la mano las aclamaciones del público. De una manera es Tino el hijo pródigo de los Yanquis, ya que lo dejaron ir después de la Serie Mundial que perdieron contra Diamantes de Arizona en 2002. Pensaron que Tino iba para abajo y firmaron en un montón de millones de dólares a Jason Giambi que había tenido temporadas formidables con los Atléticos de Oakland.
Sin embargo, Giambi tuvo el año pasado un problema duro de salud en que los doctores le removieron un tumor benigno. Después aceptó que había utilizado por un tiempo los esteroides que ahora están totalmente prohibidos en el beisbol y hay castigos para quien sea descubierto. Pero Giambi, a pesar de estar bien de salud este año, sólo batea .195 y se ha pensado en mandarlo a la principal sucursal para que vuelva a recuperar su confianza bateadora. Pero mientras Giambi no encuentra la puerta de entrada ni la de salida, Tino Martínez ha vuelto a ser el héroe de los aficionados del Yanquis. En 2003 estuvo con los Cardenales de San Luis y un año después con el Tampa Bay, precisamente en la localidad donde vive. En estos dos últimos años bateó sólo 15 jonrones con San Luis y 23 con los Mantarrayas. En su mejor temporada con Yanquis dio 44 estacazos de vuelta entera pero había bajado a 21 en 2002, aunque no hay que olvidar el cuadrangular inolvidable que le bateó a los Diamantes en la Serie Mundial para empatar el cuarto juego en la novena entrada.
