Otra vez llegaron, gritaron, retaron y se fueron. Los taxistas del sindicato Alianza, fueron los encargados ayer de mantener viva la confrontación con las autoridades municipales, a las que -de nuevo- exigieron someterse a un examen antidóping, ya que desde el punto de vista de los concesionarios y choferes, el alcalde Octaviano Rendón, cometió un error imperdonable al sugerir que algunos trabajadores del volante han laborado bajo la influencia de alguna sustancia prohibida.
En la forma, los taxistas mantienen el reto abierto para que el alcalde y sus principales colaboradores se sometan a un examen antidóping junto con todos los taxistas, pues afirman que quieren limpiar su imagen ya en las últimas semanas “se les ha tachado de drogadictos”. En el fondo, se trataba de hacer más ruido, de mantener el conflicto al rojo vivo y de demostrar que tienen tal fuerza que más vale ni tocarlos, estrategia que les ha servido, y de mucho, en anteriores administraciones.
Lo más probable es que los miembros de los sindicatos como el Alianza, el FOCEP y el Ccudepo hayan escuchado los rumores que vienen desde Durango capital, en el sentido de que el director de Transportes en el estado, Rosauro Meza Sifuentes, habría recibido la instrucción por parte del gobernador Hernández Deras de “terminar de una vez por todas con el problema que representan los transportistas en la Comarca Lagunera antes de que termine el año”. La estrategia gubernamental -hasta donde se ha filtrado la información- consistirá en obligar al pago de las regularizaciones, plaqueo, refrendo y todos los pendientes que tienen los transportistas y aquellos prestadores del servicio público que se nieguen, simplemente se quedarán sin concesiones.
Si es que efectivamente las autoridades estatales han optado por eliminar la tibieza como respuesta ante conflictos graves y ahora sí, por fin, han decidido enfrentar a los taxistas irregulares en la Comarca Lagunera para sanear de raíz el transporte público, queda anticipar días difíciles, de esos que pondrán a prueba la entereza, firmeza y voluntad política de las autoridades duranguenses. Se abren las apuestas.