EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Ya no quiso ser una carga para su familia. Los últimos años fueron un infierno, pues lo atendían como si fuera niño. Padecía de Alzheimer. En un momento de lucidez tomó la fatal decisión. Ayer por la mañana la realizó: Se pegó un tiro con una carabina 30-30.
Con 84 años de vida, Zacarías Rivera Ramos estaba confinado al interior de su domicilio que consideraba una prisión. Ya no salía. Todo se le olvidaba y esto la producía una enorme pena por el sufrimiento que causaba a su familia.
Ayer por la mañana, en su vivienda marcada con el número 863 norte de la calle Leandro Valle, en la zona Centro, Zacarías determinó que ya era suficiente el dolor que sentía como para seguir causándoselo a sus hijos y nietos.
Aprovechando un momento de lucidez, tomó una vieja carabina 30-30 que guardaba en un mueble, la cargó con un cartucho hábil y se fue a sentar a una silla, donde profirió su última oración para enseguida colocar el cañón del arma en la boca y acto seguido, disparar.
Toda la familia escuchó la fuerte detonación y acudieron a la habitación de Zacarías, para encontrarse con una sangrienta escena.
Nadie sabía qué hacer. Fue hasta que encontraron a un amigo de la familia a quien le informaron de lo anterior y fue él quien dio parte a las autoridades para que se constituyeran en el domicilio y dieran fe del cadáver del infortunado Zacarías.
Yolanda Ezqueda Moreno, agente en turno del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal, mesa uno, Coordinación A, acudió al lugar de los hechos y luego ordenó el traslado del octogenario al anfiteatro donde se le practicaría la necropsia de Ley.
MUERE DE FRÍO Y CONGESTIÓN
Probablemente a causa de las bajas temperaturas y de una congestión alcohólica, Abel Sánchez Facio, dejó de existir la madrugada del miércoles en su domicilio de la colonia Santiago Ramírez. Llevaba varios días ingiriendo bebidas embriagantes luego que su esposa le pidiera el divorcio.
De 48 años de edad, Abel fue visto la última vez con vida por su hijo, la noche anterior. Había estado libando con un amigo varias botellas de sotol.
Poco antes de las 23 horas, se retiró a su cuarto ubicado en la pieza de atrás de la finca ubicada en avenida Brigada de Zaragoza número 358, entre calles Coahuila y Marías de la colonia en mención, de donde ya no despertó.
Por la mañana temprano, su hijo, del cual no se proporcionó el nombre, se fue a trabajar, como es su costumbre pero a los pocos momentos le avisaron que regresara a su casa, pues su padre estaba muerto. Lo encontró un pequeño sobrino.
Yolanda Ezqueda Moreno, agente en turno del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal, ordenó el traslado del infortunado al anfiteatro para la necropsia de Ley.
