ATENAS (AP).- En las profundidades de un valle en el sur de Grecia, un equipo de arqueólogos se esfuerza por desentrañar una tragedia que hace mil 400 años barrió con una comunidad rural bizantina.
Hacia fines del siglo VI, un grupo de por lo menos 33 hombres jóvenes, mujeres y niños buscó refugio de una amenaza desconocida en una red de cuevas subterráneas en el este del Peloponeso.
Provistos de alimentos y agua, lámparas de aceite, una gran cruz cristiana y sus escasos ahorros, los refugiados al parecer se refugiaron en las profundidades para esperar que pasara la amenaza. Pero los expertos creen que el refugio se convirtió en su tumba cuando se les acabaron los suministros.
"Al final, sabían que no había esperanza de escapar y sencillamente se resignaron a morir en medio de la oscuridad", dijo a la AP el arqueólogo Dimitris Hatzilazarou.
En ese entonces Grecia, que formaba parte del Imperio Bizantino, estaba convulsionada por una ola de invasiones de eslavos y avaros -un pueblo nómade en Eurasia-, algunos de los cuales habían penetrado hasta el Peloponeso en el sur.
Las cuevas, cerca del pueblo moderno de Andritsa a unos 170 kilómetros al sudoeste de Atenas, retuvieron su trágico secreto hasta su descubrimiento en el 2004. Los hallazgos de la excavación se exponen actualmente en el Museo Bizantino y Cristiano en Atenas.
Hatzilazarou y su compañera de excavaciones Lina Kormazopoulou siguen rastreando las pistas para explicar la calamidad.
"Pensamos que algo les impidió salir. Bien pudo haber sido una acción humana tal como un ataque enemigo, o incluso un hecho natural", dijo Kormazopoulou. "Las investigaciones futuras podrían ayudar a responder el interrogante, pero quizás nunca sepamos toda la verdad".
Las excavaciones a fines del 2004 y principios del 2005 revelaron restos humanos _muchos aglutinados en lo que parecen haber sido pequeños núcleos familiares_, 113 vasijas de arcilla, una gran cruz de bronce con el Padrenuestro en griego, joyas de poco valor y más de 200 monedas, mayormente piezas de cobre de menor denominación.
Algunas de las vasijas habían sido encajadas entre las protuberantes estalagmitas, en indicación de que los refugiados intentaban recolectar agua que se filtrase desde el techo.
Los refugiados -cristianos de habla griega que se supone procedían de un pueblo cercano- probablemente entraron en las cuevas descendiendo por un pozo casi vertical de 14 metros, por el cual descolgaron varios jarrones grandes con agua y otras vasijas antes de bajar ellos mismos con cuerdas o escalas.
"Parece ser que habían sido advertidos de un peligro inminente y que huyeron a un refugio que conocían", dijo Kormazopoulou.
El grupo, que incluía varios adolescentes y niños, sólo estaba armado con unos pocos cuchillos pequeños y una lanza, cuya punta se halló cerca del pozo de entrada. "Parece como si alguien hubiese estado vigilando la entrada", observó Hadzilazarou.
"Hallamos a un hombre, una mujer y niños que yacían juntos; una pequeñita con lo que pudo haber sido un animal mascota en los brazos, una mujer de 18 años con una lámpara junto a la cabeza", indicó Hadzilazarou. "Casi todos los grupos tenían una vasija grande de agua al lado, como también recipientes más pequeños".
Ante la inminencia del fin, los últimos sobrevivientes reptaron hacia el fondo de la cueva.
"Quizás querían escapar a la vista y el hedor de la muerte. Pero fueron allí a morir", afirmó.
Las monedas ayudaron a datar el hecho justo después del año 575, unos 40 años después que el emperador Justiniano construyó la joya de la arquitectura bizantina, la iglesia de Hagia Sophia (Sabiduría divina) en la capital imperial de Constantinopla, ahora Estambúl.
Una crónica bizantina menciona una invasión eslava del Peloponeso en el año 587, pero hasta ahora no se conocen evidencias arqueológicas que lo respalden.
Los arqueólogos creen que las víctimas sucumbieron de sed, hambre e hipotermia.
"Cuando entramos por primera vez fue una gran impresión", dijo Kormazopoulou. "Durante mucho tiempo no pude quitarme las imágenes de la mente; me quedé obsesionado por la visión".
La exhibición en Atenas concluye el 15 de noviembre.