Si se parte de la premisa fundamental de que la súbita iluminación explica pocos, realmente muy pocos cambios de postura, sobre todo si de intereses encontrados se trata, habría que aplaudir una suerte de habilidad emergente para negociar y convencer, por parte de las autoridades municipales. Después de dos días de tensión, de ríspidos desencuentros entre funcionarios y concesionarios del transporte público, ayer se pactó una tregua.
Algo es algo y si bien una tregua no significa más que ganar tiempo para afinar estrategias e intensificar negociaciones en aras de lograr resultados específicos y permanentes, la ciudadanía debe agradecer, por lo pronto, que los transportistas retiraran el plantón frente a la Presidencia y que con ello se diluyeran las posibilidades de otros espectáculos en el tenor del que se registró en Sala de Cabildo el pasado lunes.
Unas horas después de que los concesionarios se comprometieran ante notario público a dar la pelea para evitar que Trans-Siglo se concrete, Guillermo Anaya y los transportistas llegaron a una suerte de acuerdo para que las autoridades municipales muestren el proyecto integral de reestructuración de las rutas sobre un plano global y para llevar a cabo en forma conjunta “un trabajo de campo” dentro de una Comisión Plural para determinar si hay o no invasiones de rutas por parte de San Julián Alianza en sus recorridos nueve y 12, precisamente la manzana de la discordia.
El asunto ha dado tantos tumbos y son tantas las posturas y reconsideraciones que habría que tomar con cautela la suma de acuerdos, treguas y avances en las negociaciones entre Municipio y transportistas. Baste señalar que en su último episodio, la tragicómica telenovela llamada Trans-Siglo destaca que los concesionarios no se oponen a la modernización del transporte, que están de acuerdo en la reestructuración de rutas siempre y cuando vean el proyecto original y que necesitan un aumento en las tarifas del transporte porque fue la promesa del alcalde a quienes lo apoyaran.
En fin, al parecer en estos tiempos, así avanzan las cosas en Torreón.