En todos los casos, los presuntos responsables están prófugos.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- En tragedia terminó la parranda que desde temprana hora del sábado había iniciado Carlos Iván Villagrana Pérez con unos amigos, pues cuando estaban en el interior del ?antro? denominado ?Madonna?s?, unos sujetos los retaron a golpes y para evitar el pleito se retiraron, pero fueron alcanzados y uno de ellos lo acuchilló en el hombro derecho, herida que más tarde le ocasionó la muerte. El presunto responsable en su huida, asaltó a un taxista e intentó matarlo.
Los trágicos hechos en donde perdió la vida Carlos Iván, de 17 años de edad, vecino de privada ?D? No. 667 de la colonia Eduardo Guerra, se registraron alrededor de las 23 horas del pasado sábado cuando en compañía de uno de sus primos y un amigo, llegaron al mencionado bar localizado en calzada Cuauhtémoc y avenida Zacatecas.
Sin pensar que sería su última parranda, Carlos Iván tomó asiento en una de las mesas del citado ?antro?, junto a su primo José Alejandro Díaz Álvarez, de 23 años, con casa en calle ?E? No. 667 de la Eduardo Guerra y su amigo Juan Alberto Jaime Rodríguez.
Los tres se hallaban bebiendo unas cervezas cuando de pronto, en una mesa del fondo del ?Madonna?s?, dos sujetos comenzaron a hacer señas retadoras a Jesús Alberto, que los tenía de frente y uno de ellos le mostró una navaja.
Transcurrieron 20 minutos durante los cuales continuaron siendo objeto de hostigamiento de parte de los individuos de la mesa del fondo, que de pronto se levantaron y encaminaron hasta donde se hallaban el hoy occiso y sus acompañantes, quienes para evitar un problema mayor, decidieron retirarse.
Sin embargo, fueron alcanzados en la entrada del bar y fue cuando uno de los provocadores, que después se supo se llama Luis Alberto Palafox Reyes, alias ?El Chato?, de 16 años de dad, vecino del poblado La Partida, sin mediar palabra alguna sacó la navaja y se la clavó en el hombro derecho a Carlos Iván. Todo esto se dio en cuestión de segundos, por lo que nadie pudo reaccionar a tiempo.
Pero luego sale del bar otro de los parroquianos, Jesús Francisco Ávila Palomo, que fue testigo presencial de los hechos y ayudó a Jesús Alejandro a detener a los agresores de su primo, logrando lo anterior sólo con el acompañante del presunto, Carlos Alberto Morones Villegas, de 34 años, vecino también de La Partida, mientras que ?El Chato? se daba a la huida con rumbo desconocido.
Una ambulancia de la Cruz Roja llegó hasta el lugar de los hechos poco después, trasladando al lesionado al Hospital Universitario, donde se le apreció una herida en el hombro derecho que le destrozó la arteria subclavia, causándole una profusa hemorragia que le provocó la muerte.
Carlos Alberto Morones Villegas, quedó a disposición del Ministerio Público para su investigación en relación a este homicidio.
Asalta a taxista.
En su huida, Luis Alberto Palafox Reyes, apodado ?el Chato?, aborda un taxi de la línea ?30-30-30?, despojando posteriormente al conductor de 800 pesos y además intenta acabar con su vida, ?pues al cabo ya me eché a uno en el Madonna?s?, sentenció el presunto homicida.
Fue en avenida Allende y calle Juan Gutemberg (17), donde ?El Chato?, abordó el taxi Nissan Tsusu, modelo 2002, de la mencionada línea, tripulado por Alejandro Meza Martínez, de 30 años, a quien pide lo lleve a un domicilio de la colonia Las Dalias.
Al llegar a dicha colonia, nadie se encuentra en la finca, por lo que ahora le dice que lo lleve a la cruz Roja, ya que ?voy a ver a un amigo al que acaban de herir?. En el puesto de socorros observa mucho movimiento y como el acceso vehicular está obstruido en la entrada de la benemérita institución, ?El Chato? dice entonces al taxista que lo lleva a La Partida.
Desconfiado de que no le fuera a pagar los viajes, Alejandro le pide que le pague pues ya es mucho, a lo que responde el prófugo que no se preocupe que en la partida lo hará.
Cuando llegan al ejido, el fugitivo le indica que tome una brecha desierta y oscura y al circular por ahí le saca la navaja despojándolo de 800 pesos y le dice que ?no le hagas al vivo, al cabo ya me eché a uno en el Madonna?s y es el que está en la Cruz Roja?.
El trabajador del volante, temeroso de que lo pueda lesionar, acata todas sus órdenes y cuando ?El Chato? se hallaba debajo de la unidad, del lado del chofer, le asesta un navajazo que es desviado por Alejandro y como puede emprende la marcha logrando derribar con la velocidad a su atacante.
Sin embargo, metros adelante tiene que dar vuelta en ?U? pues la brecha se termina y al regresar piensa que de encontrarse a su atracador, lo arrollará con el auto pero esto no sucede.
Posteriormente al presentar su denuncia, logra identificar a Palafox Reyes por una foto que le presentaron los agentes de la Policía Ministerial.
PERECE DE CUATRO NAVAJAZOS.
De cuatro heridas cortantes, Carlos Arturo Rangel Pérez, murió a manos de un sujeto que acosaba a su esposa desde hace tiempo. Los hechos ocurrieron a las 23 horas del sábado afuera del domicilio del occiso, hasta donde fue a provocarlo el frustrado pretendiente que ya es buscado por la Policía Ministerial.
Cuando se hallaba en el área de recuperación de la clínica 16 del Seguro Social, luego de haber sido sometido a una cirugía de emergencia para tratar de reparar el daño provocado por los cuatro navajazos que le asestaron, poco antes de las ocho horas del domingo, Carlos Arturo sufrió un paro cardiorrespiratorio del que ya no pudo volver.
Todo inició a eso de las 11 de la noche del sábado 23 de julio del presente año, cuando el occiso, que contaba con 29 años de edad se hallaba en las afueras de su domicilio, sito en Circuito Asia No. 119-A del fraccionamiento Las Etnias, ingiriendo bebidas embriagantes en compañía de su esposa Josefina Rivera Vázquez, de 26 años y su vecino Antonio Piña Favela.
Alrededor de la una de la madrugada, entró a la cerrada una camioneta Voyager, tripulada por un sujeto que tiempo atrás había estado acosando a la pareja de Carlos Arturo. El individuo se llama Manuel García Arzate y trabaja en la empresa gasera, a donde fue reportado por su actitud.
El empleado de la compañía, del que se presume andaba en estado de ebriedad, comenzó a dar vueltas por la cerrada a bordo de su vehículo, lo que molestó a quienes lo vieron llegar precisamente por sus antecedentes.
Entonces, Manuel García Arzate, decidió estacionar su camioneta frente a la plaza, a la altura de donde estaban los dos hombres y la mujer bebiendo.
Esto causó el enojo de Carlos Arturo que le dijo que se retirara, recibiendo como respuesta que ?la calle es libre?, lo que originó una fuerte discusión entre ambos y fue cuando Manuel se acerca a su rival y saca una navaja tipo suiza.
Al ver eso su contrincante le dice que si sólo es valiente con la navaja y enseguida inicia la riña, donde los dos se lían a golpes, pero Manuel arrincona a su rival contra la camioneta y entonces lo hiere con el instrumento punzo cortante en cuatro ocasiones.
Una vez hecho lo anterior, el empleado de la gasera huye en su vehículo, pero Antonio Piña introduce medio cuerpo para tratar de detener la marcha de la unidad, lo que le resultó infructuoso luego que en la salida de la cerrada donde hay una curva, sale despedido sobre el asfalto, sufriendo de varias escoriaciones.
Otro de los vecinos, al enterarse de la situación, traslada al herido y su esposa a la Cruz Roja, donde luego lo envían a la clínica 16 del Seguro Social, apreciando cuatro heridas cortantes: una en cuello que le trozó la tráquea, otra en costado izquierdo, una tercera en abdomen y la última en brazo derecho.
Los médicos lo intervienen de emergencia y posteriormente es llevado a recuperación donde la mañana del domingo sufre un paro cardiorrespiratorio y fallece.
El probable responsable ya es buscado por la Policía Ministerial.
Le clava cuchillo cebollero.
Con el cuerpo tembloroso y dos heridas mortales a cuestas, Alfredo Reyes García pidió ayuda a dos hermanos. Subió la camioneta y se acostó en la caja, solicitando que lo llevaran a su casa. En el recorrido, murió.
Momentos antes, Alfredo había estado afuera de la casa de su amigo Benito, en el ejido de Congregación Hidalgo. Era aproximadamente la una de la madrugada del domingo. Al lado del hogar de Benito, estaba ?Karina?, una mujer de quien se desconoce su nombre y que esperaba a su esposo del trabajo.
El marido de la mujer, Juan Antonio Ortiz Juárez, siempre había sido muy celoso. Cuando la fémina observó que él se acercaba, le pidió a los amigos que se fueran porque se iba a enojar. Alfredo tomó una ruta que se encuentra atrás de la casa de Benito.
Sin embargo, Juan lo observó y siguió hasta toparse con él. Sólo se escucharon dos golpes. Juan salió con las manos manchadas de sangre, sujetó a su mujer y se la llevó a la pequeña propiedad de La Grulla. Allí, hizo entrega al suegro de su hija, se despidió y tomó camino desconocido hacia el monte.
Los hermanos Jorge e Hilario Soto Amador, hicieron caso a Alfredo. Rápidamente lo llevaron hasta su casa, pero no pudo ver a su familia antes de morir. El aviso a la Cruz Roja fue demasiado tarde. Cuando los socorristas llegaron, ya tenía poco más de media hora de haber muerto.
Una herida cortante en temporal y otra penetrante en el lado izquierdo del tórax, impidieron a Alfredo seguir viviendo. Esa madrugada, la víctima sólo había visitado a Benito para pedirle un equipo de sonido y fue asesinado con un cuchillo cebollero.
Elementos de la Policía Ministerial, montaron un operativo para rastrear al presunto responsable, por todo el ejido Zaragoza, ya que de allí es originario. Pero el resultado fue negativo, ni en Congregación Hidalgo, ni en ?La Grulla?, lo encontraron.
Efectivos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM) también ayudaron en las acciones. De los hechos tomó conocimiento la agente investigadora del Ministerio Público (MP) de Delitos Violentos, Elizabeth Salazar Ramírez.
Según lo detallado en el parte informativo de la Ministerial, fueron puestos a disposición del MP, en calidad de presentados, los dos hermanos que auxiliaron a la víctima, así como Leobardo González Jiménez, quien al parecer ayudó al presunto a lesionar a Alfredo.