En el futbol mexicano se está viviendo una nueva etapa en el proceso sancionador por parte de la Comisión Disciplinaria y es el perdón de los castigos.
Este fenómeno ha sido promovido desde la entraña de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) al permitir el uso del video para sancionar aquellas conductas antideportivas o violentas que no fueron observadas y por ende reportadas por los árbitros, así como para reducir el castigo cuando el juez en turno pecó de exagerado en su informe.
El máximo organismo rector del balompié mundial envió una circular a las federaciones afiliadas en el sentido de que, cuando haya un error flagrante del árbitro al reprimir una conducta inconveniente, sobre todo cuando se muestra una tarjeta roja, se brinde la posibilidad de reducir e incluso invalidar el castigo original.
El problema es que FIFA no aclara en qué consiste el ?error flagrante? del árbitro y en México se han ido los miembros del comité disciplinario por la vía de enmendarle la plana al juez en jugadas de apreciación, lo que abre una peligrosa puerta a la impunidad y a la posibilidad de servir a intereses poderosos.
Lo urgente en nuestro balompié profesional, sobre todo la Primera División, es la creación de un Tribunal de Apelación que sea el órgano encargado de revisar las sanciones de la Comisión Disciplinaria.
Resulta antijurídico, ilógico y poco sano que el mismo tribunal que castiga a un jugador o entrenador sea quién agrava o disminuye la pena original.
Este Tribunal de Apelación deberá ser presidido por una persona de intachable solvencia moral, lo que dificulta su elección, y estarían como miembros un representante de la Comisión Disciplinaria, otro de la de Arbitraje, uno más de los jugadores y quizá algún periodista connotado. Ello haría prevalecer la justicia por encima de la vorágine competitiva entre las instituciones futbolísticas.
La primera tarea de este comité de apelaciones sería reglamentar en qué casos procede la reclamación y luego estructurar la forma de definir sus fallos.
La calidad moral de Alfonso Sabater y sus colaboradores está totalmente fuera de discusión, pero si se abrió la puerta para las protestas, justo es que se hagan las cosas de manera cabal, transparente y apegadas a derecho. No hay por que hacer cosas buenas que parezcan malas.
Los que de verdad están gruesos son los chavos de la Selección Sub 17 que participan en el Mundial de Perú; no es sólo el hecho de haber llegado a semifinales, lo cual ya es en sí una hazaña, sino la forma categórica en que han despachado a los rivales.
Es un equipo bien trabajado, con una idea unitaria de lo que es el futbol, mentalidad triunfadora, condición física a prueba de balas y grandes individualidades.
Además, demuestra que cuando hay un trabajo planeado a mediano plazo los resultados pueden ser excelentes. Gracias, jóvenes, por permitirnos soñar con ustedes.