Definitivamente no es el “factor AMLO” lo que ha causado que el índice de la bolsa mexicana de valores (IPC) esté en un período de volatilidad. Quizá poco antes que decidieron su desafuero, y por recomendaciones de las principales corredurías financieras internacionales en el sentido de tener cautela de invertir en valores mexicanos por la inestabilidad que pudiera causar el factor político, en aquel momento si influyó negativamente en un par de días en el IPC.
Sin embargo la turbulencia del IPC de los últimos días se ha debido primordialmente a los efectos que pueda tener en la economía nacional, un posible proceso de desaceleración económica en Estados Unidos que de alguna manera los últimos indicadores que se han informado desde la semana pasada, han impactado negativamente tanto a las bolsas de aquel país (Dow Jones, Nasdaq y S&P) como a la nuestra.
Por ejemplo, el dato de la balanza comercial de EUA salió a niveles históricos del orden de los 61,000 millones de dólares, lo cual refleja un desequilibrio importante que va a impactar a la cuenta corriente y debilitar mas al dólar respecto a las llamadas monedas duras ( euro, yen, etc). Hay que recordar que una moneda débil es reflejo de una economía débil.
Por otro lado, también aparecieron indicadores como las ventas al menudeo, la acumulación de inventarios, los datos del empleo, la confianza del consumidor, el índice de manufacturas y otros, y todos estos indicadores junto con la política monetaria restrictiva de la reserva federal que ha llevado a altas tasas de interés en el mercado de bonos, están reflejando síntomas de debilidad en la economía estadounidense por lo que los analistas los están interpretando como el inicio de un proceso de desaceleración económica en el país del norte.
Ante esta percepción prácticamente la semana pasada todas las bolsas cayeron en terrenos negativos, influyendo a la nuestra que solo en la semana cayó un –4.70 por ciento, y en lo que va del año lleva un – 7.54 por ciento. Si recordamos, el IPC de la Bolsa Mexicana de Valores en el 2003 tuvo un rendimiento de 43.53% y en el 2004 un 46.87 por ciento, lo que acumulado nos da un 90.4% por lo que muchos inversionistas también han aprovechado estas coyunturas de factores externos e internos, para lo que se llama “ toma de utilidades” protegiendo sus rendimientos acumulados, y uniéndose al proceso de venta que para muchos el mercado ha “sobrerreaccionado” a los acontecimientos.
Asimismo, ante la percepción de una baja en el crecimiento económico norteamericano y por ende una posible disminución en el nuestro, se descuenta por anticipado el que las empresas que cotizan en bolsa tengan una perspectiva de menores utilidades para este periodo, por lo que es la causante básica de la decisión de vender las acciones.
En este ambiente negativo y de “turbulencia” se está recomendando obviamente la cautela de los inversores, y muchos no lo dudo que pronto aprovecharán los nuevos precios (“castigados”) que, dependiendo de las valuaciones acordes a los resultados y sus perspectivas del primer trimestre del año (que las emisoras ya empiezan a presentar), seguramente muchas acciones saldrán valuadas con precios muy atractivos para compra por lo que se pudiera dar un regreso interesante en la bolsa. Habría sin embargo que observar y actuar con racionalidad en consecuencia.
Si bien la BMV ha sufrido muchos periodos de volatilidad también en otros tiempos y siempre ha salido adelante, y no dudo que en la perspectiva de corto plazo el “ruido político” interno vaya a continuar contribuyendo con la incertidumbre y por tanto con la volatilidad bursátil, tipo de cambio y tasas de interés, pero estoy convencido que las estructuras productivas del país y que en mucho la refleja las empresas que cotizan en bolsa están firmes y seguramente continuarán pagando dividendos, que es lo que a la larga los inversores toman en cuenta al decidir invertir en bolsa, amén de los movimientos especulativos que en los ambientes como el que estamos viviendo es hasta cierto punto común que con la “sobrerreacción” se castiga los precios de la mayoría de las emisoras. Hay que estar entonces insisto con una actitud de calma y ser prudentes porque es la irracionalidad acompañada de temores la que muchas veces ocasiona este tipo de “turbulencias”.
Finalmente, considero que el país no se va a “despedazar” ni va a caer en crisis económica por un político o por la política per-se, o por coyunturas internacionales como en aquella que vivimos con la recesión del 2000–2001 de Estados Unidos, que si nos “pegó” pero salimos. En fin que bueno que tenemos experiencia y capacidad en el manejo de las finanzas publicas y la política monetaria; que bueno que tenemos un régimen de tipo da cambio flexible al cual no están “atadas” las reservas internacionales que están en niveles históricos; que bueno que tenemos un nivel muy atractivo de riesgo - país y del cual se refleja que nuestra deuda externa no es vulnerable a “shocks” externos; que bueno que tenemos por tanto, ante contingencias disponibilidad de créditos internacionales; que bueno que somos de los países que más tratados comerciales tiene en el mundo por lo que ya podemos diversificar mas nuestras exportaciones y depender menos de una economia; que bueno que tenemos una banca que cumple con los parámetros internacionales y que es cuidadosa de cumplirlos lo que evita que se caiga en otro “fobaproaso” y crisis financiera; en fin que bueno que tenemos todo esto y más pues de los contrario si habría de que preocuparnos. Ojalá y entonces y esta “burbuja” financiera de “turbulencias” pase y pase rápido. Haber que pasa. ¡Hasta la próxima!.