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Un año de definiciones trascendentales

José Juárez Medina

Como ya es tradicional, el final de un año y el comienzo de otro son dos hechos que inevitablemente nos llaman a un ejercicio de reflexión de todo tipo. En este espacio intentaremos, con las limitantes del caso, señalar brevemente lo que a nuestro juicio es lo relevante en materia de política económica durante este 2005 y las perspectivas que se plantean para 2006.

En primer lugar, ya se ha comentado con cierta profusión, podemos mencionar que en materia de estabilidad las disciplinas monetaria y fiscal, aplicadas por el Banco de México y la Secretaria de Hacienda respectivamente, han dado los resultados lógicos esperados, situándose la inflación en alrededor del 3 por ciento y el presupuesto casi balanceado, lo cual ha sido fundamental para mantener una tendencia descendente de las tasas de interés.

En el sector externo, las cosas también marchan bien ya que no hay desequilibrios de preocupación en la balanza de pagos, el peso se está fortaleciendo (ya se habla otra vez del superpeso) y las reservas internacionales siguen marcando niveles históricos de manera consistente.

En una palabra en el aspecto financiero, no habiendo choques externos que pongan a prueba la vulnerabilidad económica, la situación presenta la misma tónica de los últimos años, por lo que se espera que durante el 2006 la estabilización económica se siga manteniendo como la premisa central de la estrategia.

De igual manera, como en los últimos años el crecimiento económico, el empleo, la producción, en suma la economía real presenta un saldo desfavorable. Es muy probable que en este año el PIB registre un 3 por ciento de aumento, en tanto que para el 2006 se espera un porcentaje ligeramente superior, con lo que el promedio del crecimiento en este sexenio difícilmente pasara del 2.5 por ciento. Una cifra muy por debajo de lo prometido y, por lo tanto, insuficiente para las necesidades de empleo formal y bien remunerado; y, en general, para comenzar a dejar atrás los enormes rezagos sociales.

Es en este contexto que se enmarcará el proceso electoral del 2006, en donde se votara por renovar los órganos del poder en este país, particularmente el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Lógicamente, estas instancias son las destinatarias naturales del cúmulo de interrogantes y de la demanda de propuestas novedosas que tiendan a incidir sobre la problemática acumulada y que, sin exagerar, podemos decir que deben de ser la prioridad para reestablecer la viabilidad del país sobre bases firmes.

Y decimos que sin exagerar porque de hecho diferentes análisis coinciden en señalar que la inmigración anual de cientos de miles de mexicanos, a Estados Unidos principalmente, ha funcionado como una válvula de escape ante el raquítico crecimiento económico que se viene registrando; además, como resultado de ello el importante volumen de remesas que esos inmigrantes envían a sus familias han contribuido a paliar sus condiciones de pobreza, todo lo cual ha evitado una crisis social profunda.

Pero ahora sabemos que la situación hipotética de que pasaría si estas remesas dejaran de fluir hacia el país va dejando de ser tal, en vista de la ley antiemigrante que se está discutiendo en Estados Unidos. Independientemente de que este ordenamiento legal se concrete o no, tal situación deja ver la vulnerabilidad y dependencia que tiene la economía en este aspecto.

Así las cosas, una celebre institución internacional señala en un reciente informe que las elecciones presidenciales en varios países de América Latina, entre ellos México desde luego, ocurrirán en un ambiente de frustración debido a los resultados de las políticas económicas de las últimas dos décadas y precisa que el persistente bajo ingreso per cápita, el alto nivel de pobreza y la gran inequidad, constituyen un riesgo que puede minar a los programas de reforma económica instrumentados; y precisa que ?muchos latinoamericanos sienten que su país ha sido gobernado en función de satisfacer el interés de un grupo pequeño de poderosos?.

El diagnóstico en cuestión no es de ningún candidato de la izquierda, ni populista, es nada menos que del Fondo Monetario Internacional, solamente que le falto añadir que precisamente dicha institución ha sido y es el férreo promotor (junto con el Banco Mundial) de las ?políticas económicas que tienen frustrados a los latinoamericanos?.

Hemos insistido, e insistiremos, que los análisis, informes, pronunciamientos, provenientes de diferentes frentes, sobre la situación y las perspectivas económicas, frecuentemente tocan el tema del modelo económico, aunque no lo reconozcan abiertamente, como es el caso del FMI, ya que hacerlo significaría un duro golpe para la imagen y credibilidad de dicho organismo y toda la institucionalidad que se ha generado alrededor de ello.

Por eso creemos que, sin duda alguna, este es el gran tema del 2006 sobre el que deben de gravitar otras cuestiones como las reformas estructurales y otras más; y frente al cual todos aquellos que aspiren a un puesto de decisión deben tomar una posición y participar en el debate propositivo, todo lo demás sería un continuismo improductivo. Hay tareas.

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