Recomiendan expertos cambiar la funda de la almohada cada dos días para evitar que el cutis se contamine con la oleosidad absorbida por ésta.
El olvido en que han caído algunas costumbres ha dado al traste con la belleza natural y es que muchas jóvenes, e incluso adultas, dejaron en el baúl de los recuerdos la necesaria limpieza facial de todas las noches, que ayuda a preservar su belleza.
La limpieza es la base de la conservación de un rostro bello, pues las impurezas del medio ambiente y los residuos de maquillaje lo afectan, por eso la dermatóloga Aurora Elizondo dice que el secreto de la belleza tiene que ver con la manera en que se trata la piel.
Indica que no es ningún secreto que la limpieza diaria del rostro es el paso básico para preparar a la piel para cualquier complemento, "es indispensable que limpies tu cutis todas las mañanas y noches para retirar el sudor, grasa e impurezas.
"La limpieza del cutis no debe ser agresiva, por el contrario, éste debe ser un procedimiento suave y cuidadoso", afirma.
Si se habla de limpieza se piensa sólo en agua y jabón, pero hay que ayudar a la piel con algo más, como la línea Nivea Visage que cuenta con modernos geles limpiadores, lociones tonificantes, cremas hidratantes y antiojeras, así como especiales para el contorno de los ojos de día y de noche.
EL UNO, DOS, TRES
La doctora Elizondo dice que "aunque estés muy cansada, siempre hay que quitarse el maquillaje antes de dormir; no hay que apretarse la cara para eliminar barros o espinillas porque puede inflamarse y dejar cicatrices". Y si el cutis es muy graso, antes de dormir es recomendable recoger el pelo que cae sobre la cara, así como cambiar la funda de la almohada cada dos días, ya que la tela absorbe oleosidad y luego ésta puede contaminar la piel del cutis.
El segundo paso consiste en tonificar la piel y prepararla para una humectación óptima.
La experta señala que los masajes faciales son clave para tonificar la piel, así como limpiar el sudor de tu cara, ya que el exceso de toxinas puede afectar su tono. La humectación es el tercer paso para lograr un cutis resplandeciente. La mala hidratación se refleja en un cutis áspero, y es más vulnerable a irritaciones.
