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Un extraño asesinato

Gilberto Serna

La muerte de un ser humano es algo a lo que los humanos no nos hemos podido acostumbrar, ni lo haremos, a pesar de que sea el destino que tarde o temprano la vida nos depara. Menos la aceptamos cuando ocurre a consecuencia de un hecho violento. Lo digo por que en los días que corren un abogado fue levantado –eufemismo para señalar que una persona es secuestrada-, por sujetos que aparentemente constituían un comando, apareciendo con posterioridad el cuerpo tirado en un terreno descampado. No presentaba huellas de tortura. La causa de la muerte la estableció el médico forense en asfixia provocada por una soga con la que le apretaron el cuello. El delegado de la PGR informó que se tenían indicios sólidos sobre la identidad de quienes fueron sus victimarios. Hay ciertos aspectos en el caso, que no coinciden con el modus operandi de los que se dedican al negocio del narcotráfico, que hace dudar a los laguneros de que en efecto se haya tratado de un ajuste de cuentas. Lo único igual es que lo atraparon en plena vía pública obligándolo a salir de su automóvil y a abordar otro vehículo, llevándoselo con rumbo desconocido.

Lo que he leído me dice que murió estrangulado con objeto constrictor, según el parte del médico legista. Primera discrepancia: los que dedican sus afanes a envenenar a nuestra juventud, indefectiblemente utilizan armas de fuego, por motivos de seguridad, con las que descerrajan un tiro en la nuca de los desdichados. Segunda: si tienen que asesinar a alguien más lo hacen sin ningún remordimiento de conciencia, por lo común no amenazan mediante recados escritos, dado que la impunidad de la que gozan los vuelve invulnerables; el que aparezcan mensajes alusivos junto a cuerpos ejecutados en otras latitudes demuestra sólo una gran capacidad de imitación. Tercera: los sicarios no hablan por teléfono, simulando ser ajenos al crimen, informando a las autoridades el lugar en que abandonaron a su víctima. Cuarta: curiosamente no fue martirizado, lo que en el caso de los “narcos” es una constante, que les sirve para sacar información. Además, alguien habló por teléfono para decir que si las autoridades en verdad quieren encontrar a los culpables deben azogar un cristal, ¿qué quisieron decir?, no lo sé, sería conveniente fueran más explícitos.

Es del todo viable se trate de un homicidio donde estén involucradas personas dedicadas al narcotráfico. No sería nada raro. Son muchas las víctimas a las que les ha sido quitada la vida en la Comarca Lagunera, sin que hasta la fecha las autoridades les hayan echado el guante a los responsables. Eso podría dar lugar a que, aparentando se trata de una venganza de “narcos”, participaran personas dispuestas a cobrarse ciertos o figurados agravios. Los dedicados al negocio de las drogas cada vez que se les antoja ejecutan por una causa u otra a quienes les viene en gana sin andarse con medias tintas, matan a quien quieren matar, pues se saben impunes. Es insólito que logren ser capturados, ignorándose como es que se mueven libremente, armados hasta los dientes, pasando filtros policiacos sin molestia alguna, conocidos como retenes carreteros. Debe estar sucediendo algo gordo a ambos lados del Río Nazas que esperemos en bien de la comunidad pronto salga a la luz pública.

Lo que hace sonar los timbres de alarma es que, al igual que en otras partes del territorio nacional, se cometan asesinatos de personal de la PGR sin que se llegue a saber quienes son los causantes de tan viles acciones, dando lugar a que se diga: si eso les pasa a los que se pueden defender, que podemos esperar los particulares. Las voces que se oyen en la región indican la dirección en la que deben moverse las pesquisas. Hay la confianza de que pronto sean capturados estos pájaros de cuenta. Las autoridades saben que si no se pone un alto a estos malhechores estarán dando luz verde a que se convierta esta región, si no lo es ya, en un santuario de delincuentes a la alta escuela. Las ciudades han ido creciendo a pasos agigantados por lo que no es de extrañar que el crimen organizado haya volteado los ojos para estos rumbos. Al igual que en mercados de venta de mercancía lícita, se ofrece, a inversionistas locales sin escrúpulos, la oportunidad de asociarse con estos gangs compartiendo ganancias en sus repugnantes negocios. Esperemos con los dedos cruzados que esta ejecución no sea el inicio de una lucha encarnizada y sangrienta por el apoderamiento de lo que, para estos atrabiliarios traficantes, resultaría una jugosa plaza.

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