De pronto el país se convirtió en una anarquía con demonios y alebrijes en eterna transición y lo que como uso y costumbre popular se mantuvo por muchas décadas con el populismo del PRI, en el caso de Fox con los macheteros de Atenco, no pasó la prueba el 22 de octubre de 2001 y los atracos a predios con o sin dueño son la constante para frenar el desarrollo de la sociedad. Los consorcios -algunas constructoras mentirosas y fraccionamientos- crecieron a pasto, en un país tercermundista donde el material de construcción es de quinta clase, pero a precio de primer mundo.
El fraccionamiento Satélite de La Laguna, nace en la década de los noventa, todas las casas con la misma fachada, minimizando el espacio habitacional, sin áreas verdes ni banquetas y sobre todo lo reducido de sus áreas. Casas prefabricadas –“siamesas”- que sólo engrosan las alegres cifras del Gobierno y las cuentas bancarias de los prestanombres de algunas constructoras fantasmas. Los tres niveles de Gobierno que son los encargados de regular lo referente a propagandear viviendas particulares, populares y de interés social quedan una vez más en evidencia (como si les importara mucho).
Pues resulta que cientos de familias de este fraccionamiento Satélite están atrapados y sin salida en el callejón de lo absurdo. La empresa que construyó este fraccionamiento se denomina “Casas Talismán”, a los dueños nadie los conoce. Pero lo inaudito, lo que sólo en nuestro país, Estado y en el municipio de Torreón se ve: los días 17 y 22 de enero del año en curso se presentaron en esta colonia unos empleados de la constructora para pavimentar unas calles que debieron estar asfaltadas ¡desde hace casi diez años!, tiempo que los habitantes de este fraccionamiento estuvieron viviendo entre lodazales que la misma naturaleza marcó con las lluvias y el polvo. Pero resulta que los empleados que se presentaron para terminar el pavimento, se enfrentaron a un personaje ridículo por su origen y por su existencia, la clásica lideresa, la llamada “Primera Dama de la Colonia” (así se autonombra). Señora entrada en años, de pelo teñido de anaranjado y más allá del físico lo que esta señora mostró fue un léxico donde se confunden los verbos con los adverbios y los sujetos con los predicados de las oraciones. Entre otras cosas dijo ser la “Autoridad de la colonia” y presentó unos papeles emitidos por la Presidencia Municipal firmados por Guillermo Anaya que validan su proyecto personal ¿¡!?
Los empleados de la constructora se quedaron pasmados pero con una gran jocosidad y mucha burla procedieron a sacar copias de los mentados papeles y desde luego a retirarse del lugar, ya que por órdenes de esta “Primera Dama de la Colonia”, los trabajadores de la constructora no podían hacer su trabajo. Mientras esto pasaba, los vecinos no daban crédito: después de diez años de esperar la pavimentación esta señora en forma grotesca la evitó. Es la misma lideresa que cierra calles de la colonia para celebrar bailongos o festejar el cumpleaños de un amigo o pariente y a donde las patrullas sólo van por su “moche” o en el peor de los casos se ponen a tono con la fiesta, agasajándose con alguna muchachona que la misma lideresa les brinda. Eso sí, en tiempos de campañas, porras y hurras al candidato son las primeras con la consabida consigna de repartir las despensas y la lana a la hora de votar.
No existe mas que una reflexión sobre este hecho y sin duda es que todo ello, tiene un origen común: la ignorancia, fenómeno social, lacra lacerante que priva en nuestro país subdesarrollado y apabullado por la salvaje corrupción de la que se valen cientos de personajes encumbrados en la función pública, aprovechando estos peleles llamados “líderes”. O tal vez sea sólo una paradoja del destino testamentario el que nos deja esta fábula de la vida real, que sin embargo se puede topar a la vuelta de cualquier colonia. Mientras los viejos esquemas de la política nacional no cambien, los grupos corporativos, los líderes del autotransporte, los alianceros, el ambulantaje y los dueños de los fraccionamientos de interés social, se aprovecharán del hambre y la ignorancia de la gente. La chatez e inoperancia de nuestros gobernantes, en una libertad mal entendida, caen en el anarquismo promovido por los vivales que según parece, en pleno siglo XXI, en México siguen vigentes y al amparo del mismo Gobierno.
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