Menores tras las rejas tienen otro concepto del Día del Niño y su trascendencia
Citlalli Zoé Sánchez |
El Siglo de Durango
Su diminuta y frágil figura acapara la atención de la mayoría de los asistentes. Vestido con el uniforme color caqui y corte de cabello reglamentario sobresale entre todos sus compañeros. Es el desayuno conmemorativo del Día del Niño, pero no se asemeja a lo que sucede en los centros escolares, ya que se lleva a cabo en el Centro de Observación y Orientación de Menores Infractores (COOMI).
No hay globos, ni payasos o aguinaldos. Los festejados no pueden correr de un lado para otro, pues las miradas sigilosas de los custodios los persiguen, ya que entre los invitados figuran funcionarios estatales. Alex apenas tiene 12 años de edad, es de estatura pequeña; por eso hay quien piensa que es menor. Sin embargo, es la cuarta vez que está en este lugar.
Su rostro esboza una ligera sonrisa mientras consume sus alimentos y a su lado se encuentra la Procuradora de la Defensa del Menor, la Mujer y la Familia.
Luego de que ha terminado de desayunar platica con El Siglo de Durango y establece que vive en la colonia San Miguel y que por el momento no está estudiando, aunque antes iba a la primaria ?Doroteo Arango?. Es algo tímido pero conversa que su papá hace cerca de un año que se fue a Ciudad Juárez y no sabe en qué trabaja, pero les manda dinero para sostenerse, ya que su mamá se dedica al hogar.
La mirada de Alex denota cierta tristeza cuando se le pregunta por su familia, pues recuerda que asesinaron a su hermano mayor, quien tenía 17 años de edad. Le cuesta hablar sobre el tema, pero abunda que lo mataron porque vendía droga y sus verdugos fueron elementos de la Policía Ministerial.
Su voz se vuelve más tenue mientras conversa sobre esta difícil situación; afirma que aunque le han ofrecido droga en muchas ocasiones, él no ha cedido a la tentación.
Señala que cuando tenía 11 años estuvo en tres ocasiones en el COOMI, pues debido a que su único afán era vagar por las calles y hacer travesuras se dedicaba a romper los vidrios de los automóviles. En esta ocasión, su delito fue distinto.
Le pareció sencillo arrebatar una bolsa en conocido centro comercial del bulevar Felipe Pescador, pero no pudo correr mucho, así que lo detuvieron. Ya han pasado tres meses desde que lo llevaron y todavía faltan por transcurrir otros tantos para que goce de su libertad.
Alex no quiere detallar mucho acerca del trato que le brindan en su familia, pero asevera que no es maltratado. Declara que quiere salir pronto de su encierro. ?He aprendido muchas cosas como empezar a comportarme, cuidarme y nomás. Extraño estar allá fuera y a mis amigos. Mi mamá sí viene a visitarme, a veces viene con mi hermanito el más chiquito?, indica.
El infante comenta que quiere volver a la escuela, prepararse y dentro de sus planes no figura el convertirse en médico, abogado o arquitecto; él, en forma paradójica, sólo desea ser policía.
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PERJUDICIAL
Martha Edna Nogueira Huerta, procuradora de la Defensa del Menor, la Mujer y la Familia, revela que un factor para la delincuencia infantil es la violencia en la familia.
?El problema de violencia familiar es multifactorial; no podemos decir que una sola cuestión es la causa?, manifiesta la servidora pública.
?Generalmente si ven la historia de los niños en el COOMI está antecedida de un problema de violencia familiar muy severo?, agrega para después explicar que en el caso de los infantes que trabajan en la calle, en muchas ocasiones son los padres de familia quienes los obligan a ejercer este tipo de actividades.
Remarca que aunque bien es cierto que se denuncian más casos de violencia familiar en familias de clase socioeconómica baja, esto no quiere decir que sea privativa de este sector de la población.