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Un hervidero de pasiones

Gilberto Serna

Los vientos fríos que soplan en estos días parecerían favorecerle a los gobernadores de entidades donde aún no se celebran comicios para renovar poderes locales. Si las cosas siguen como hasta ahora no se dude que el líder priista Roberto Madrazo Pintado recibirá, en el inicio de este año, malas noticias. El proceso para elegir al candidato del PRI que contenderá en los comicios del Estado de México se inclina en favor de Enrique Peña Nieto, uno de los cinco aspirantes propuestos por el gobernador Arturo Montiel. Se da por descontado que no jugará como candidato, cuando menos no por el PRI, Carlos Hank Ron, apadrinado por Madrazo. Este último, recordemos, no cumple con los requisitos de la convocatoria priista para seleccionar internamente a su candidato aduciéndose que no ha ocupado antes cargo de elección popular, ni tiene residencia en la Entidad, por lo que la única manera sería que otro partido lo registrara concertando una alianza con el PRI para salvar esos obstáculos. Los aspirantes a la candidatura tricolor manifestaron su seguridad de que el abanderado será quien surja del proceso que concluirá el próximo 30 de enero.

De lo que ha trascendido y de lo que puede especularse, es que el gobernador mexiquense obró con malicia desde que mandó a sus huestes para que inscribieran a varios pre candidatos de su absoluta confianza. Todos obedeciendo al mandatario manifiestan, ahora, su decisión de apoyar a uno de ellos como candidato de unidad. Con lo que si no cambian las cosas se le habrá dado al líder Madrazo un madruguete, es decir, una sopa de su propio chocolate. El CEN del PRI nacional expidió la convocatoria en esa Entidad confiando en imponer, vía una alianza con el Verde Ecologista, a su cuate Carlos Hank, lo que se veía difícil pues para esos ámbitos políticos se requería que el gobernador saliente se sometiera a las presiones que ejercía el tabasqueño. En cambio, se dice que, Madrazo habrá de ceder para no provocar un escándalo en vísperas de efectuarse la asamblea nacional de su partido. Ésto, de seguir en sus términos, tendrá una repercusión en el PRI de Coahuila que se prepara para escoger a la persona que competirá por el Gobierno.

Los que la quieren, excepto uno, pertenecen al establo del actual mandatario, no mirándose en el futuro que alguien pueda hacerle sombra, por lo que podrá poner a consideración de los priistas coahuilenses, a cualquiera que reúna o no las cualidades necesarias, como candidato de unidad. En tanto Madrazo, suponiendo este todavía a la cabeza del tricolor, requeriría de toda su astucia, de extremado tacto político y, sobre todo, de grupos de poder dentro de la Entidad que dobleguen la voluntad del político saltillense, los cuáles, para su desgracia, no existen. El mandatario Enrique Martínez, lo que reconocen hasta sus más recalcitrantes enemigos, ha hecho un exitoso Gobierno cuya única lacra ha sido su carácter explosivo que a la mínima provocación le desata enardecimientos irrefrenables. Tuvo como maestro, en ese arte de mostrarse irascible, a Oscar Flores Tapia, al que imita a la perfección en un estilo, a veces grosero, de gobernar. Aunque, cabe decir, que tras sus fingidos enojos, el profesor, escondía una personalidad bondadosa, capaz de perdonar a sus más obstinados detractores, con una sensibilidad que sólo en un creativo se puede dar. Lo que más le adornaba, creo yo, era su profundo amor al terruño que le vio nacer.

Bien, volviendo al tema, lo sucedido en el Estado de México indicaría que los gobernadores se han posicionado, fajándose los pantalones, en una toma del control político en sus entidades. La razón de este tropiezo madracista, en el caso de que lo sea, es demostrativa de que el comité nacional del PRI no tiene por que meter sus narices en asuntos locales. No obstante, dado el temperamento de Roberto, habrá que estar atento a cómo responde a este desafío. Después de todo lo que está en juego no es baba de perico. De aquí a lo que falta para celebrar la asamblea priista que declarará candidato a gobernador, pueden ocurrir muchas cosas. Los aliados de Montiel no esperan que sorpresivamente salga un conejo de la chistera, como hacen los magos en las ferias de pueblo, a lo que aludieron pensando en una eventual alianza para favorecer a otro aspirante. Sabiendo cómo se las gasta el tabasqueño, no conviniéndole cunda el mal ejemplo entre los mandatarios, a lo mejor los deja estupefactos sacando de la copa del sombrero, en vez de a un animalito simpático y orejón, a un pavoroso y experimentado tigre, capaz de desgarrar a sus víctimas de un solo zarpazo. ¡Ah!, aunque no se sabe si el felino también tendrá orejas más grandes que la cabeza. En fin, al grito de que hay que darle sabor al caldo, el PRI se está convirtiendo en un auténtico hervidero de pasiones.

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