Es mentira. Un árbol que nace torcido sí puede enderezar su rama. Ciertamente hay que darle una ayudadita, pero el refrán a más de ser extremista, incurre en una generalización falaz. Una prueba de ello son las últimas acciones emprendidas por el Instituto Coahuilense de Acceso a la Información (ICAI).
En un principio, la autonomía de tal instituto quedó en entredicho. Ligado económicamente al Gobierno del Estado, las dudas se acrecentaron al saberse que el presidente del organismo sería Eloy Dewey Castilla, amigo cercano de Enrique Martínez y, por si fuera poco, importante proveedor de equipos de oficina durante la presente administración.
En sus primeros pasos el ICAI se tambaleaba de un lado para otro. Por un lado, demostraba que eso de la transparencia en Coahuila era una mera etiqueta. Por el otro, era incapaz de servir a los coahuilenses como un organismo garante del acceso a la información pública.
Recuerdo, por ejemplo, aquella decisión de que los miembros del ICAI celebrarían a puerta cerrada las reuniones donde se determinara qué información debía ser reservada y confidencial. Esta momentánea cerrazón contradijo la naturaleza misma del instituto, pues se pretendía luchar por la transparencia desde la oscuridad. Pero afortunadamente nuestra sociedad no es la misma de antes. Tan pronto se supo tal determinación, las voces ciudadanas se alzaron, y los miembros del ICAI pronto rectificaron su error.
El proceder de quienes forman parte de este organismo fue una vez más cuestionado por no exigir a la Secretaría de Educación Pública del Estado una información clara y veraz sobre el nivel de aprovechamiento en los colegios particulares. Aunque en este caso no se ha llegado a una resolución que satisfaga la petición de una ciudadana valiente y admirable, en otros asuntos el organismo de transparencia ha dado muestras de buscar corregir el rumbo.
Es lógico y entendible que los miembros del ICAI incurran en errores. A ellos les tocó la encomienda de integrar un organismo sin precedentes en el Estado y, además, fueron los primeros en aplicar una Ley que nació con serias deficiencias.
El proceder de Eloy Dewey y su gente sería completamente reprobable, si no se advirtiera en estos días un deseo de enriquecer la Ley vigente. Últimamente, en el ICAI se ha demostrado una verdadera preocupación por eliminar los obstáculos al libre acceso de la información interpuestos por aquellos servidores que tienen algo que ocultar.
Frente a la indigna negativa del Ayuntamiento de Saltillo de otorgar los datos sobre la cantidad que se gastó en publicidad durante la administración de Humberto Moreira, el ICAI propuso una reforma a la Ley de Acceso a la Información para que, en un futuro, los organismos públicos no puedan calificar como “reservada” una información que previamente ya se había solicitado.
Existen muchas argucias legales que permiten a las dependencias públicas mantener su cerrazón, sin embargo, los miembros del ICAI deben luchar por minimizar estos recursos que sólo opacan la apertura democrática en Coahuila.
Una buena ocasión para ello la ofrece, como siempre, la Secretaría de Educación Pública de Coahuila, en donde se decidió no publicar el diagnóstico sobre la educación secundaria en el estado, evaluación realizada con recursos públicos.
Si los miembros de este instituto quieren realmente demostrar su compromiso con los coahuilenses, y su independencia frente a la administración estatal, deben hacerle entender a María de los Ángeles Errisúriz que la transparencia no es una opción, sino una obligación.
Grande es la responsabilidad de los miembros del ICAI, así como grande es también el honor de ser los pioneros en un instituto de esta naturaleza. Su obligación es velar por nuestros intereses. Si renuncian a ella, estarán renunciando también a la gran oportunidad de contribuir al crecimiento democrático de Coahuila. Deshonesto no sólo es el funcionario que se llena los bolsillos con nuestros recursos, sino también el que nos despoja de nuestros derechos. El acceso a la información es un derecho nuestro. El preservarlo, una obligación.
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