Nuestra Selección de futbol gana, pero no tranquiliza. Cada vez se le complican más los partidos, como se vio ante Guatemala y como se confirmó ante Trinidad y Tobago. Algo no funciona bien, y donde se nota falta de ritmo y ejecución es en la media cancha.
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Cuidado, habíamos comentado aquí antes del partido en Monterrey, porque seguíamos lo que ha hecho en muy poco tiempo Leo Beenhakker con los morenos trinitarios, su orden para jugar, actualmente va dejando atrás su futbol ingenuo y semiprofesional.
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En el primer tiempo la angustia era para los mexicanos y su afición. México no atinaba a acercarse con peligrosidad al área rival, y los postes morenos lucían frescos y fragantes, mejorando cada vez más en su accionar, sobre todo en la segunda parte.
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Gente como ?Kikín? Fonseca y Antonio Naelson se notaban faltos de acoplamiento. El primero quería la pelota para él, entreteniéndola, sobándola, regalándosela a los rivales al no tener forma de burlarlos. Y en cuanto a Naelson, el golpe que le dieron lo ablandó.
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Afortunadamente Ricardo Antonio La Volpe reaccionó y metió velocidad por conducto de ?El Venado? Medina, haciendo ajustes también en el juego por el centro de la cancha para, por fin, utilizar los extremos, y de ahí vino el primer gol, vía Ramoncito y Jared.
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El segundo gol de Luis Pérez dio mayor tranquilidad y se pudo ya hablar de los 13 puntos que encaminan a México rumbo a Alemania, pero todavía falta mucho por corregir, sobre todo en el trabajo de la media cancha, donde hay una laguna.
