Manuel Capetillo, a quien vimos en tardes de fiesta en la Plaza de Toros Torreón, y también en muchas películas de corte campirano, dio la semana anterior la gran sorpresa, al reaparecer en los ruedos con sus 79 años de edad muy bien cumplidos y muy bien vividos.
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Pararse ante los astados requiere, primero, de mucho valor y luego de gran dominio del arte de Cúchares. Piernas ágiles y movimientos rápidos y sincronizados. A su edad, todo indicaba que Manuel Capetillo nada tenía que hacer ya en el ruedo.
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Pero el sábado anterior Capetillo dio una demostración de lo que puede hacer, a sus 79 años de edad, un hombre bien cuidado, bien ubicado y consciente de que torear no es un juego sino una vivencia que requiere de valor y facultades.
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Curiosamente no se le dio mucha difusión a su hazaña, tal vez pensando algunos que los ruedos deben estar reservados sólo para los jóvenes. Lo hecho por Capetillo no lo debe emular nadie de su edad, ni los de veinte años más jóvenes, porque la fiesta brava es exigente.
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Sin embargo, seguramente lo que deseaba Manuel Capetillo es invitar a quienes deseen saberlo, que el vivir bien puede ayudar a realizar alguna que otra travesura, sin arriesgar más de lo debido. Manolo ya cumplió y ahora a descansar y a recordar.
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¿Cuál habrá sido el torero más longevo en la fiesta taurina, tanto en España como en México? Esta tarea se la dejamos a los que dicen saber de toros y toreros, pues hay mucha gente que sigue con interés y pasión la majestuosidad de una actividad reservada para unos cuantos.
