En la misma Argentina hay tristeza y vergüenza por lo ocurrido la noche del martes en La Bombonera de Buenos Aires, donde Boca Juniors queda eliminado por Chivas de la Copa Libertadores, en medio del escándalo, golpes, insultos, escupitajos y demás.
Todo lo inició Casini con un alevoso cabezazo a Adolfo Bautista. Éste reaccionó insultando y señalando con sus dedos los cuatro goles que ya tenía a su favor el Rebaño, lo que encendió la mecha y alentó a Palermo a insultar y agredir al ?Bofo?.
Lo demás fue la locura, insultos, agresiones al portero Jesús Corona, héroe del partido y quien detuvo lo que intentó Boca. No fue posible reanudar las acciones. No había garantías para hacerlo, y hoy vendrán las consecuencias, serias para Boca y su gente.
Ayer, la misma prensa argentina decía que se cerraba en Boca el brillante ciclo que inició en su primera etapa Carlos Bianchi y que no pudieron sostener Miguel Brindisi y por último, el señor de los escupitajos, Jorge Benítez, el de la oportuna amnesia.
Hoy las sanciones deben ser severas, como lo fueron cuando en el Azteca se registraron aquellos incidentes entre el América y el Sao Caetano, donde Cuauhtémoc fue uno de los protagonistas. Qué lástima que en el futbol haya este tipo de situaciones que denigran y dañan.
Boca Juniors es un gran equipo, con una numerosa afición, por lo que ayer mismo se esperaban cambios de pe a pa, para hacer a un lado a los que ya no rinden, empezando con su técnico, que resultó un patán a la altura de los maleantes.