Un diario argentino describía el miércoles con gran fidelidad lo que había ocurrido entre Boca Juniors y Chivas Rayadas con estas palabras: ?El Titanic estaba ya en grave peligro después de haber chocado en el Estadio Jalisco con ese iceberg que lo dañó seriamente?.
Y efectivamente, ya en La Bombonera lo único que ocurrió fueron las consecuencias de ese gran impacto recibido en tierras mexicanas, y fue donde afloró la desesperación de quien trata de salvarse y no puede hacerlo por más intentos que realiza.
En la misma tierra de las Pampas, a Jorge ?El Chino? Benítez, que fuera el técnico de Boca, no le llamarán más con el apodo que tenía, sino que ahora será ?El Co-Chino? por ese histórico escupitajo que motivará a las autoridades del futbol legislar al respecto.
Porque un técnico es el primero en dar ejemplo de deportivismo pues es el conductor, el timonel de un equipo, en este caso, de un conjunto de gran representatividad para el futbol no sólo de Argentina sino de Sudamérica, tan lleno de glorias e historias inolvidables.
Así pues, las autoridades del futbol deben aplicar sanciones fuertes y ejemplares para que los técnicos no se lleguen a convertir en personas libres de hacer lo que sus bajos instintos o su esencia cavernícola les dicta. Hoy es un salivazo, mañana sería algo más grave.
Mucha diferencia hay entre Benítez y Carlos Bianchi, quien fuera antes el técnico de Boca. Incluso este último tiene un lugar importante en México, a donde ha venido a colaborar de diferentes maneras, sobre todo en el renglón informativo.