En 1962, Chile fue la anfitriona de la séptima Copa del Mundo, donde Brasil ganó su segundo título derrotando en la final a Checoslovaquia. Esta vez muchas fueron las grandes figuras, pero la gente se sorprendió con “Garrincha”, a quien consideraron de otro planeta.
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Manoel Francisco Dos Santos “Garrincha” fue atacado en la niñez por la poliomielitis, batallaba para caminar y tenía una pierna más corta que la otra así como desviación de la columna vertebral. Viéndolo así pocos podían pensar que sería una gran estrella del futbol.
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Además, había crecido en un entorno de gran pobreza, pero tenía un espíritu de guerrero. Nació en Pan Grande en 1933, cerca de Río de Janeiro. Creció junto a la playa jugando al futbol entre la arena, que era pesada y fortalecía sus piernas. Fue un gran extremo derecho.
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Otra de las grandes figuras lo fue Josef Masopust, la estrella de los checos. Junto al gran Andrej Kvasniak y quienes más alentaron las ilusiones de sus paisanos para ser campeones, pero los europeos se toparon con la inspiración de los amazónicos.
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El equipo ideal de este torneo lo conformaron: Gilmar en la portería. En la defensa Djalma Santos, de Brasil, Varonin, de Rusia, Mauro, de Brasil, y Schnellinger, de Alemania. En la media, Zito, de Brasil, Masopust, de Checoslovaquia, y Amarildo, de Brasil, y adelante “Garrincha”, Vavá y Skoblar, de Yugoslavia.
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Chile, que había llegado con muchas ilusiones a este campeonato, quedó opacado por la actuación sublime de Brasil, con dos goles de “Garrincha” y otros dos de Vavá, mientras que Leonel Sánchez, la gran figura chilena, quedaba convertido sólo en la gran revelación.
