Se rodea a nuestra Selección de un ambiente de triunfo exagerado a veces. Se hace creer a la afición que tenemos un equipo superior que puede barrer con cualquiera y donde quiera. Pero la realidad muestra otra cosa. Hemos avanzado pero no somos los mejores.
Ha faltado siempre una organización más seria, más profunda y profesional. Que se vaya trabajando por etapas, cumpliendo cada quien con su cometido, pero empezando con los señores directivos, que deben tener más capacidad y más organización.
Luego hay que seguir con el entrenador, que sea conocedor, capaz y muy dedicado a lo suyo, sin meterse en terrenos que no le corresponden, para que pueda llevar al seno de su equipo un ambiente de concentración sólo en lo que es su obligación.
Lo decíamos aquí la semana anterior, antes del juego contra Estados Unidos. Comentábamos que los vecinos del Norte tienen en Bruce Arena un técnico muy adentrado en su quehacer, sin distraerse en hacer polémica y crear tensiones para su equipo.
Y luego están los jugadores, bien escogidos desde el principio, sin vedettes que se molestan porque no los convocan o van cuando quieren. En México faltan muchas cosas de pies a cabeza. El día que tengamos un futbol mejor organizado podemos aspirar a más.
La enésima derrota contra Estados Unidos en su casa no sorprende ni mortifica, porque es lo normal. La diferencia, como lo decíamos, empieza a verse en los banquillos, donde se dirige una y otra selección. Este miércoles podremos conseguir el boleto a Alemania, pero no tendrá buen sabor.