Con más tiempo de por medio, calmados un poco los ánimos, debe analizarse con detenimiento todo lo ocurrido en el juego final del Apertura 2005 donde surgió como campeón el equipo Toluca, en el pasado con muchos merecimientos, más no en el presente.
Sobre todo la actuación de Marco Antonio Rodríguez, un hombre que ha gustado del protagonismo y que ha despertado muchas polémicas por su forma de sancionar los partidos. Y es que esta vez hubo muchas cosas metidas en el resultado.
No fue sólo el trabajo del equipo Rayados, acumulando méritos a cada paso, ni el apoyo de su gran afición, estaba de por medio también el prestigio de nuestro futbol y muy especialmente de la labor de sus árbitros, en algunos casos demasiado cuestionado por parte de la prensa y afición.
Cuando Arturo Yamasaki se hizo cargo de la conducción del arbitraje mexicano, los que lo conocimos actuando en las canchas mexicanas no dudamos en que dada su capacidad, conocimientos y experiencia pudiera llevar la nave por mares tranquilos.
Pero lamentablemente han aparecido muchos prietitos en el arroz que están manchando el trabajo arbitral, quizá por errores o tal vez por exceso de protagonismo. Algunos casos son realmente inexplicables, como el de Gilberto Alcalá en el juego de ida en esta final.
Ya dio a entender Yamasaki que defenderá a Marco ?El Chiquis? y que necesita pruebas de que actuó mal, pero es la misma Federación Mexicana de Futbol la que debe intervenir y encontrar fórmulas para que en el futuro haya menos ?errores? y se vea más limpieza en el arbitraje.