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Un Papa en privado

Andrea Tornielli

Hasta hoy muy poco se supo de cómo el Papa Benedicto XVI vive su vida en privado después de la elección del 19 de abril. Por ejemplo todo el mundo ha conocido que Ratzinger regresó ya unas veces a su viejo departamento en la Plaza de la Ciudad Leonina, donde vivió por más de veinte años: lo hizo para arreglar sus cosas (es él una persona acostumbrada a vivir solo) y consultar sus libros preparando homilías. Nadie sabe que Benedicto XVI regresó otra vez a su vieja habitación el lunes 23 de mayo, para saludar a su hermano George que salía desde Roma hacia Alemania. Este pequeño viaje ?secreto? fuera del Vaticano concluyó con una visita al café que está abajo de la casa de Ratzinger. Lo que pasó es que el Papa ingresó por una puerta posterior al palacio donde está su viejo departamento a las siete de la mañana: por esto casi nadie lo supo. Después de saludar a su hermano, Benedicto XVI bajó para regresar al Vaticano en su coche, cuando vio la puerta interior del bar abierta y se presentó a saludar al dueño y a los camareros. Tenemos, creo, que habituarnos a estas ?visitas? del nuevo Papa.

Otro particular ?privado?: quien ha visto al Papa -también si sólo en televisión- en estas últimas semanas ha podido darse cuenta del color de su piel que es mucho menos claro de lo que era al momento de su elección. ¿Qué ha pasado? Simplemente, Ratzinger -que acostumbraba caminar mucho cada tarde en las vías del centro de Roma rezando el Rosario- ahora hace su oración, en hora y media de camino en la terraza que está sobre el palacio apostólico y así toma el sol mucho más que antes. Por esto el color de su rostro cambió.

Otra curiosidad. El Papa Benedicto XVI no acostumbra a escribir sus discursos o sus homilías. El toma un pequeño grabador. Al final él da la grabación a su secretaria para que la escriba.

¿Quién ha sustituido a las religiosas polacas que en los últimos veintiséis años han curado al Papa, a su cocina y a sus ropas? En la prensa y en la TV se habló mucho de la señora Igrid Stampa, que desde el año 1991 curaba al departamento de Ratzinger y también a los de otros cardenales. Pero esta señora ha concedido demasiadas entrevistas sobre el nuevo Papa (y esto no le gusta mucho al Vaticano) entonces ahora se ocupa exclusivamente de la capilla papal: las flores, la limpieza, etc. Para gobernar su casa y su mesa, Ratzinger llamó a unas señoras consagradas (pero no religiosas) de la asociación de los ?Memores Domini?, un grupo laical del movimiento de ?Comunión y Liberación?. Una de las cuales se llama Loredana y el Papa ya antes de su elección había tenido la posibilidad de conocerla y le gustaba mucho su cocina. Otra persona importante es la secretaria que Ratzinger tenía cuando era Prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, es decir Birgit Wansing, alemana que pertenece al instituto secular de Schoenstatt: es la única que puede comprender siempre y bien la caligrafía indescifrable del nuevo Papa.

Benedicto XVI confirmó para unos meses también a Ángelo Gugel, el ?ayudante de cámara? que sirvió a Papa Juan Pablo I y Juan Pablo II, y que ya tiene muchos años: es aquel señor muy distinto, con los cabellos blancos, que está siempre cerca del Papa. Al final de este año lo substituirán con otros dos efectivos de la ?Anticámara pontificia?. ¿Porqué dos al costo de uno? Porque en estos años Ángelo ha tenido una tarea demasiado imperativa, no obstante él mismo es padre de familia. Siendo dos, los que lo sustituirán, podrá vivir una vida familiar más normal.

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