EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Un trío perfecto

Gabriel Zaid

Si Santiago Creel, Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo llegan a ser los candidatos presidenciales del PAN, el PRD y el PRI, harían el trío perfecto para votar en blanco. Han abusado del poder para estar en el candelero y así imponerse a sus compañeros de partido. Han hecho de la política un circo de tres pistas, donde nunca decae la atención a su protagonismo.

El espectáculo se pudiera llamar “¡Al ladrón!”, ese viejo truco, muy cinematográfico de lanzar persecuciones contra el supuesto ladrón, para distraer a todos y ocultar un despojo. Los tres señalan peligros para la democracia en otros partidos y los tres dañan la democracia en su partido; porque, al encabezar la lucha contra el enemigo común, subordinarán a los otros precandidatos, obligados a apoyar al que de hecho actúa como si ya tuviera la candidatura oficial.

El suspenso es absorbente. Mientras todos se preguntan si Creel, López Obrador o Madrazo harán esto o aquello en el próximo episodio y los protagonistas aprovechan hasta sus propios titubeos y errores, para centrar las cámaras en ellos: mientras los comentaristas debaten profusamente los pros y contras de cada actuación y el público se divide y las porras se organizan para exaltar al bueno y abominar a los malos; mientras en las reuniones familiares y amistosas cada episodio da lugar a discusiones apasionadas y no faltan premoniciones del desastre que viene, si los malos llegan a l poder; nadie se ocupa de los precandidatos. Para Francisco Barrio, Felipe Calderón, Alberto Cárdenas; Cuauhtémoc Cárdenas; Miguel Alemán, Eduardo Bours, Natividad González, Enrique Jackson, Enrique Martínez, Arturo Montiel, Manuel Ángel Núñez, Tomás Yarrington y tantos otros, no hay tiempo, ni espacio, ni cámaras, ni discusión. De hecho, han sido despojados invisiblemente de la oportunidad de competir. Les robaron la foto los mismos que encabezan la lucha contra el ladrón.

Obsérvese, en la lista anterior, la injusticia de la frase “tantos otros”, que vuelve anónimas a personas igualmente dignas de ser tomadas en cuenta. Las injusticias de este tipo se cometen, hasta involuntariamente, por ignorancia, olvido, distracción y las limitaciones de cada medio (espacio, tiempo, cámaras, presupuesto, mercado), que de hecho imponen una selección y dejan fuera los nombres poco conocidos. Naturalmente, al quedar fuera, se vuelven todavía menos conocidos. Este círculo viciosos favorece la concentración de los reflectores en unos cuantos precandidatos, cada vez más vistos y por lo tanto más vistosos para fotógrafos, reporteros, editorialistas. Al que ya recibe atención, se le da más. Al que casi no tiene, la poca que tiene le será arrebatada.

Ser visto siempre ha sido importante para el poder. Los emperadores romanos (con lentitud y costos inmensos de transporte) se empeñaban en visitar todos los rincones del imperio. Los presidentes mexicanos controlaban cuidadosamente quién salía en la foto y castigaban al que se movía demasiado para robar cámara. Ahora que no existe el control presidencial, hay un control distinto en los medios, que premia a los que roban cámara. Los medios no son sustitutos ni tribunales electorales, sino empresas que compiten por el público y la publicidad. Se concentran en algunos precandidatos, como seleccionan artistas que cantan, bailan y protagonizan situaciones dramáticas: para que se conviertan en estrellas. Es lo bueno para la taquilla, no para el país, así el espectáculo irreal, donde no hay nadie más se vuelve realidad; porque la gente cree que el espectáculo refleja la realidad, cuando es al revés. La realidad es una consecuencia de cómo se maneja el espectáculo.

Nadie puede llegar a la Presidencia sin haber ganado la postulación de su propio partido. Pero este trío actúa como si las etapas previas (ya no digamos la equidad en las etapas previas) salieran sobrando. ¿Quién necesita una selección que ya está hecha? ¿Para qué hace falta la democracia interna, si ya está en marcha una democracia mayor? En las encuestas (que son la voz del pueblo: la voz de Dios: la voz de los medios) está la verdad, revelada anticipadamente. Estos son los que son, aunque todavía no son.

La preelección impuesta por el candelero y la taquilla es antidemocrática. Dentro de todos los partidos, hay cuadros y militantes molestos con esta situación. Ojalá que presionen para que haya equidad en la selección de candidatos y se legisle sobre la democracia interna en los partidos. Las leyes e instituciones electorales que limpiaron gran parte de la suciedad que había en las elecciones, por limpiar ahora los procedimientos abusivos para excluir a los compañeros en la etapas previas.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 155815

elsiglo.mx