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Una vez al año, no hace daño

José Santiago Healy

No hay duda que la interacción entre la cultura mexicana y la norteamericana es cada vez más intensa a pesar de las diferencias sociales y políticas.

Quienes vivimos cerca de la línea divisoria percibimos que las tradiciones transitan día tras día con mayor intensidad de un país a otro, sin importar tiempo, idioma ni raza.

Así tenemos que los norteamericanos han exportado a México la fiesta de Halloween, el Santa Claus, el Día de Acción de Gracias, la música moderna, los jeans, los hot dogs, el béisbol, el estrés, las aspirinas, la maquiladora, entre muchas otras cosas.

A su vez México ha traspasado la frontera yanqui con sus tacos, la música ranchera, las posadas, el Cinco de Mayo, el día del Grito, la exquisita cocina mexicana, el tequila, las artesanías y su calidez humana.

Una de las tradiciones norteamericanas más antiguas y que año tras año es adoptada por un mayor número de mexicanos de ambos lados de la frontera es el Día de Acciones de Gracias que se festeja este jueves 24 de noviembre.

Su origen data del Siglo XVII cuando llegaron los primeros peregrinos procedentes de Europa a la región de Plymouth Rock, Massachussets, al extremo este de Norteamérica.

Cuenta la historia que estos primeros pobladores pasaron un primer invierno durísimo por la falta de alimentos, las condiciones climáticas adversas y una escasa cosecha.

El siguiente año se prepararon mejor y con la ayuda de los indígenas de la región alcanzaron una exitosa cosecha de maíz y de otros productos. Para celebrar y dar gracias por los frutos obtenidos organizaron una gran cena en donde incluyeron maíz, verduras, pavo y otras aves.

Desde entonces se realiza este festejo en Estados Unidos y Canadá que fue proclamado como oficial por el presidente Abraham Lincoln en 1863. En 1941 el Congreso norteamericano elevó el Día de Acción de Gracias a rango de asueto nacional para celebrarse el cuarto jueves del mes de noviembre.

Es una fecha muy atractiva para los norteamericanos y ahora para los inmigrantes porque en primer lugar se suspende el trabajo en casi todas empresas de jueves a domingo así como las actividades en escuelas y oficinas públicas.

Se trata del fin de semana feriado más largo y activo del año en materia de vuelos aéreos porque todo mundo quiere cenar con su familia ese jueves el delicioso pavo horneado acompañado de otros suculentos platillos.

La segunda razón del éxito de esta tradición es precisamente que se celebra entre los seres queridos en paz y armonía, sin las complicaciones de los regalos, adornos, compras de última hora ni estridencias musicales como ocurre con otros festejos.

La tercera razón y la más importante es el significado que conlleva dar gracias a Dios por darnos la vida, una familia, un hogar, trabajo, alimentos y la motivación para vivir y enfrentar día con día las adversidades.

Lamentablemente en este mundo caótico y acelerado dedicamos demasiado tiempo a lanzar críticas y rezongos, pero casi nunca reflexionamos por lo que hemos recibido a lo largo de nuestras vidas.

Si usted no reside en Estados Unidos ni ha practicado esta tradición, lo invitamos este jueves a cenar con su familia y dedicar unos minutos a dar gracias por el simple hecho de estar reunido con los suyos. Estamos seguros que disfrutará ese momento.

Para los gobernantes de Estados Unidos, en especial su presidente George W. Bush, será muy complicado disfrutar esta fecha porque les será imposible olvidar que miles de inocentes han muerto en Irak por su tozudez y miles de inmigrantes más sufren las de Caín por las políticas inhumanas en contra de quienes ansían un trabajo y una vida más digna.

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jhealy@diariolatino.com

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