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Una visión diferente

NIRIA RAMOS MARÍN

ESTÁ EN LA CIUDAD PARA CONCLUIR SU TESIS Y EJERCER LA DOCENCIA.

La española Esther Arce comparte sus conocimientos con los alumnos de la UAL.

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Con franqueza, Esther Arce confiesa que no tenía ninguna intención de venir a Torreón... pero, por azares del destino aterrizó en esta ciudad proveniente de España.

Aunque nació en Barcelona, Esther vivió muchos años en Murcia, una región del Sudeste de España, ubicada entre Valencia y Andalucía, al Sur del Mediterráneo. Luego, se trasladó a Madrid para seguir con sus estudios: “pero vamos, todo lo que fue mi adolescencia, mi acento y todo, es del Sur, de Murcia”, dice convencida.

Sobre su llegada a tierra lagunera comenta: “me interesaba llegar a algún lugar en donde me dieran la oportunidad de realizar mi tesis y ejercer la docencia y sinceramente lo que hice fue buscar universidades de toda la República, de todo México, me llamaron de aquí y pensé que era una buena oportunidad para empezar porque Torreón es una ciudad de provincia, no es muy grande, nunca había estado en México, entonces éste era un buen punto donde aterrizar”.

La española dice que eligió viajar a México por varios motivos: “el primero de ellos es que compartimos el mismo lenguaje, eso me facilitaba mucho las cosas, el segundo punto es porque siempre he tenido el interés por conocer algún país de América Latina. Y luego porque México me parece un país muy interesante, pues concentra mucha historia, muchas raíces, mucho movimiento social y donde hay mucha mezcla de todo, muchos contrastes”.

Al cuestionar a Esther Arce sobre la primera imagen que tuvo de Torreón cuando llegó, la española confiesa entre risas que “fue desolador, porque desde el avión empecé a vislumbrar ahí las montañas ‘peladas’ y áridas y pensé ‘Dios ¿dónde me metí?, no era lo que yo imaginaba, ahora estoy en medio de la nada; les enviaba correos a mis amigos de España y les decía ‘estoy en mitad de la nada, llegué a Marte’. Pero así es el desierto, la belleza del desierto no es una belleza fácil, es una belleza más solapada, no es como la exuberancia de la selva, por ejemplo”.

SU REALIDAD EN ESPAÑA

Otro de los grandes cambios que enfrentó fue la diferencia entre la realidad cotidiana a la que ella estaba acostumbrada, “no tiene nada qué ver con lo que yo he vivido en España”. Y aunque Esther pensó que sería fácil la comunicación por hablar español esto también tuvo grandes diferencias, “ni siquiera entendía cuando me hablaban, hay muchos modismos, no sabía ni cómo ‘coger’ un autobús, el cambio de la moneda, cómo llamar por teléfono, y pensar que allá (en España) era todo ya tan mecánico, tan natural, ahora tenía que pensarlo todo, repensarlo todo”, dice Esther.

Su vida en España es diferente comenzando porque es un entorno que ella reconoce perfectamente y porque ahí no se tiene que poner a prueba diariamente: “y no sólo en España vivo así, sino en todo Europa, porque hay unos modelos de funcionar, aunque allá no hay mucha tranquilidad, eso es algo que me gusta mucho de vivir en México, porque allá estaba mucho más acelerada”.

Pero para Esther es muy importante el hecho de estar dando clases en Torreón, “eso me ha ido dulcificando la estancia”, comenta.

Esther considera que las relaciones humanas son iguales en todas partes: “y te encuentras de todo, depende más bien de la calidad de la persona y de la ‘pasta’ de la que estés hecha; en todas partes hay gente más buena y menos buena, más generosa y más egoísta, más mezquina y más noble, más honesta y más mentirosa, en fin...”.

Pero comenta que lo que sí ve de manera estandarizada en Torreón, es que existe una cultura más dogmática: “tienen muchos más esquemas a seguir, en España por ejemplo, yo lo que veo es que hay ciertos conflictos que socialmente están superados, aquí todavía hay muchas situaciones que se juzgan mal, que condenan, por ejemplo ser madre soltera, el no estar en pareja, las relaciones de amistad entre un hombre y una mujer, que parece que no se conciben, por otra parte parece que se valora mucho la cuestión de la clase social, del dinero, de los títulos que tengas.

“Allá es diferente, por ejemplo, si pienso en algunos lugares de Barcelona me da mucho gusto, porque ahí la gente funciona con mucha libertad, incluso se nota en la forma de vestir, no es importante, y aquí no, aquí va todo mundo dependiendo de su estatus, van a unos lugares y no a otros, siento que hay como círculos, como segmentos sociales que no se mezclan. Creo que no hay una apertura”, opina la española.

Por lo pronto se dedica a trabajar en su tesis, cuya temática gira en torno a la globalización y además imparte clases en la Universidad Autónoma de La Laguna (UAL). Y espera permanecer en la ciudad varios años más.

Su consejo

Sobre la filosofía que ella tiene para su vida que quisiera compartir con la gente de Torreón, Esther Arce comenta: “la verdad a veces siento que puedo ser una provocación -aunque no sea ésa mi intención- porque lo que yo pienso es que la gente puede ver la posibilidad de vivir de otra forma a la que está acostumbrada.

“Diferente a lo que dicen que es la forma ‘correcta’, o que es la que se espera, y yo puedo compartir una visión diferente; hay que pensar que hay muchas formas de vivir y que de muchas formas se puede ser feliz, no sólo hay un modelo o patrón que sea institucional, que es el que se afirma y ahí te quedas”.

Contrastes gastronómicos

Para Esther Arce la comida mexicana es algo muy particular en sus sabores y olores, y menciona algunas de las diferencias básicas entre la dieta mexicana y la mediterránea:

En México:

-Frijoles.

-Tortilla.

-Salsas.

-Carne.

En España:

-Patatas.

-Pan.

-Guiso.

-Pescado.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

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