Washington, EU, (sun-aee).- La gente de Lincoln, Nebraska, en Estados Unidos, transformó los alcoholímetros instalados para prevenir accidentes de tránsito, en fieles árbitros de sus competencias de bebidas.
Las autoridades de Lincoln habían tenido una brillante idea: instalar alcoholímetros a la salida de los bares para que los clientes pudieran determinar si estaban ebrios, y no manejaran de regreso a casa, evitando así varios accidentes.
Sin embargo, los clientes de los bares le encontraron un nuevo uso: una forma más precisa de determinar quién es el que logra soportar la mayor cantidad de alcohol en la sangre.
Estos dispositivos, sugeridos por el Gobierno, analizan el aliento de los clientes y muestran en una pantalla cuál es el nivel de alcohol en el organismo de la persona.
Actualmente, los jóvenes universitarios son quienes más se “divierten” haciendo voluntariamente la “prueba del aliento”.
Estas máquinas, cuyo principal objetivo era ayudar a la gente a beber menos, han conseguido todo lo contrario; a tal punto, que los dueños de los bares, a pesar de que podrían obtener ganancias mucho mayores, ya no quieren tener las máquinas en sus comercios, debido al riesgo que esto implica para los jóvenes bebedores.