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Usan cárceles religión para reformar a presos

AP

MARYLAND, EU.- Richard Murray, ex interno en la cárcel estatal, volvió recientemente al Centro de Entrenamiento Correccional de Maryland con un mensaje aprobado por la administración del gobernador Robert Ehrlich: tengan fe.

Murray, de 26 años, es un ladrón reformado que se está recuperando de una adicción a la heroína y se convirtió en ministro evangélico. En una visita a la modesta capilla de la institución, habló sobre los beneficios de un programa de desarrollo de la vida cristiana llamado Derecho de Paso, el cual dijo le ayudó a encontrar trabajo después de ser liberado en 2003.

Su éxito en el exterior “se debió a estar de rodillas en oración en mi celda, cuando todo mundo hacía otras cosas”, dijo Murray a unos 200 internos en una reunión semanal para estudiar la Biblia.

Derecho de Paso, desarrollado dentro de la cárcel, es uno de varios elementos sustentados en creencias religiosas que forman parte del Proyecto RESTART (Reinicio), un programa multifacético que el Departamento de Seguridad Pública y Servicios Correccionales está implementando en el centro correccional de Maryland y en la Institución Correccional de Maryland para Mujeres, en Jessup.

RESTART, siglas en inglés de Reinserción, Aplicación de la Ley, Servicios para Combatir Adicciones y de Rehabilitación y Tratamiento, busca mantener la paz dentro de las cárceles y ayudar a los presos a convertirse en buenos ciudadanos cuando sean liberados.

Aunque los partidarios de las libertades civiles dicen que ese tipo de programas sustentados en la religión podrían dar tratamiento preferencial a los internos que ya sean religiosos, el RESTART será aplicado en las 27 instituciones de este tipo en Maryland, según lo permitan los fondos con que se cuente. Las autoridades de las prisiones estatales dicen que una fe religiosa sólida puede establecer una base firme para la reinserción exitosa de un interno a la sociedad.

Frank C. Sizer Jr., comisionado de correccionales del Estado, dijo que los programas sustentados en la fe forman parte de un enfoque “holístico” de la rehabilitación que involucra todos los recursos de la cárcel, incluyendo a los capellanes de la prisión, el tratamiento para las adicciones a narcóticos y la ayuda psicológica.

“Creo que los capellanes contribuyen enormemente a la seguridad de las instituciones tan sólo por estar en contacto con los internos y aconsejarlos”, dijo Sizer. “Estamos tratando de revitalizar ese papel”.

Otros aspectos religiosos del RESTART incluyen un programa cristiano de autodescubrimiento conducido por voluntarios, basado en el éxito de librería “The Purpose-Driven Life” (“La vida con un propósito”) y dos programas actualmente en desarrollo que las autoridades dicen estarán adaptados para todas las creencias religiosas.

Uno de ellos se llama Pensando para Cambiar, el cual busca que los internos reflexionen sobre las consecuencias morales de sus actos. El otro, Proyecto Éxodo, buscará voluntarios de las iglesias de la zona para que sean mentores de los internos durante su preliberación y su reintegración a la sociedad.

Sizer dijo que el Proyecto Éxodo, junto a una mayor cooperación entre la cárcel del Estado y los organismos que supervisan la libertad condicional, ayudarán a los ex internos a encontrar empleos y estabilidad en el exterior. “(El interno) puede ser tan religioso como cualquier persona, pero si en el exterior no tiene ese sistema de soporte, terminará en la cárcel”, afirmó Sizer.

Maryland no es el único Estado que busca un camino espiritual para la reforma carcelaria. Los programas de las prisiones sustentados en la fe, muchos operados por voluntarios evangélicos, se han promovido en California, Florida, Iowa y Ohio argumentando que tienen una influencia tranquilizadora y constructiva sobre los internos.

Sin embargo, no hay evidencia contundente de que los programas religiosos sean más efectivos que los seculares en incrementar la seguridad dentro de las cárceles o en reducir las reincidencias, según la Asociación Norteamericana de Correccionales (ACA, por sus siglas en inglés), con sede en Lanham, organismo que agrupa al mayor número de profesionales en este sector.

“El tener a un interno involucrado en cualquier tipo de programa tiende a hacer que se sienta mejor, disminuye los períodos de ociosidad y facilita la operación de las instalaciones. Pero en cuanto a aspectos más específicos -si existe una diferencia palpable entre los que están sustentados en alguna creencia religiosa y los que no- no estoy seguro de que haya alguien que pueda responder esa pregunta”, dijo Joe Weedon, portavoz de la ACA.

El 68 por ciento de los delincuentes liberados de cárceles en 15 estados en 1994 -el último año del que hay estadísticas disponibles- fueron arrestados de nuevo por un delito menor o uno grave en un período no mayor a tres años, según la Oficina de Estadísticas de Justicia, perteneciente al Gobierno Federal.

Los críticos de la reforma carcelaria basada en creencias religiosas -incluyendo los partidarios de las libertades civiles y los que abogan por la separación Iglesia-Estado- dicen que ese tipo de programas podrían dar trato preferencial a los que participen en ellos, al tiempo que someten a otros internos a mensajes religiosos no deseados y financiados con dinero del fisco.

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