El jueves pasado integrantes de la Iniciativa Privada de la Región Lagunera del Estado de Durango, se reunieron en la ciudad de Gómez Palacio con autoridades de esa hermana Entidad con el objeto de tratar diversos asuntos relacionados con los temas de seguridad pública y procuración de justicia.
De la reunión que fue cubierta por los medios de información, trascendieron diversos reclamos sobre los rezagos que existen en estos importantes rubros de la vida pública, en especial por lo que toca a los altos índices de criminalidad y deficiencias en cuanto a la vigilancia policiaca preventiva.
No podía faltar en una sociedad conurbada como la que existe en La Laguna, que habitan dos distintos estados y diversos municipios, el que alguno de los participantes estableciera un parangón entre lo que ocurre de uno y otro lado del río Nazas en las márgenes de Durango y Coahuila: como suele ocurrir con las comparaciones, ésta resultó odiosa para los interlocutores gubernamentales, porque el sistema duranguense sacó la peor parte.
La comparación sin embargo resulta y es pertinente, porque se trata de una misma comunidad humana en la que los resultados de la productividad social suelen ser homólogos y corresponder a los mismos estándares. Como consecuencia no se justifica en el plano de Gobierno, la gran diferencia que existe en cuanto a la preparación del policía promedio, los recursos materiales humanos y materiales de que disponen las corporaciones respectivas de las entidades comparadas y su desempeño y resultados.
No significa lo anterior que los cuerpos policiacos de Coahuila sean perfectos y ni siquiera que cubran las expectativas que de ellos se han formado los ciudadanos, como tampoco quiere decir que la situación de atraso en que se hallan las corporaciones de Durango sea irremediable.
La que hicieron los empresarios, constituye una simple y llana comparación entre dos situaciones para emitir un juicio de valor, que resulta lógica en el intercambio coloquial y en el diálogo con las autoridades, porque implica la utilización de un punto de referencia concreto y cercano y por tanto, válida para los efectos de exigencia y apoyo que se requieren en el trato entre gobernantes y gobernados en una democracia.
Por ello sorprende que en el contexto de referencia, aparezca el día de ayer en la prensa comarcana, un desplegado de media página en el cual los mismos empresarios que participaron en la reunión y tal vez algún otro, reconocen el esfuerzo realizado por el gobernador Ismael Hernández Deras y otras autoridades en pro “de la Paz Social y del Estado de Derecho…” y como ejemplo de tales esfuerzos, señalan la celebración de la propia reunión en la que fueron emitidas las opiniones y las comparaciones expresadas con anterioridad.
En el entorno de lo acontecido el desplegado suena a disculpa y por lo tanto revela un estilo de Gobierno distante e hipersensible a la crítica y una pobreza cívica increíble en estos tiempos.
Lo cierto es que el de Ismael Hernández Deras es un Gobierno que se ha caracterizado por un lento arranque en cuanto a la determinación de objetivos y la instrumentación de soluciones en éstos y otros muchos temas de la vida duranguense. A los hombres libres de Durango, corresponde exigir resultados de manera respetuosa y enérgica pero de ningún modo vergonzante.
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