DESPEDIDA
Hagamos un descanso en medio del camino
y alzando nuestros ojos al divino Creador,
pidamos fervorosos bendiga nuestro sino,
con la luz de su gracia y la paz de su amor.
No pidamos riquezas, ni triunfos pasajeros,
que sólo dan tristeza, amargura y dolor,
seamos mejor siempre los fieles mensajeros
de la paz, de la dicha, la verdad y el honor.
Que la verdad alumbra por siempre nuestra vida,
y la justicia impere en nuestro corazón,
huyamos de los sitios donde la maldad anida,
conservando muy puros el cuerpo y la razón.
Que nunca nos detengan los hirientes zarzales,
ni los dardos agudos que lanza la maldad:
Llevemos victoriosos nuestros nobles ideales,
de amor de sacrificio, de paz, de caridad.
Para el que está caído, tendamos nuestra mano
y al ciego y al enfermo tengamos compasión,
el pobre y el leproso también es nuestro hermano
y sufre, llora y piensa y tiene corazón.
Por aguas diferentes desde hoy navegaremos;
llevando muy en alto de amor nuestro pendón
y al fin de la jornada felices estaremos,
de haber cumplido siempre nuestra santa misión.
Adiós mis compañeros risueños y queridos,
adiós mi dulce escuela donde feliz yo fui;
adiós a mis maestros tan buenos y sentidos,
que han pasado su vida muy cerquita de mí.
Adiós a mis problemas y luchas de estudiante
adiós a mi espacioso y prístino querido salón;
la vida nos ordena seguir siempre adelante
aunque al partir llevemos sangrando el corazón.