PARA UNA NIETA
Tus ojos negros como la obsidiana,
tus mejillas encendidas de arrebol,
opacan el fulgor de la mañana,
y casi eclipsan al radiante sol.
Tus ojos son obscuros cual la noche,
negros y hermosos como el terciopelo,
cuajados de diamantes en un broche,
incrustado en la comba azul del cielo.