EFE
KIEV, UCRANIA.- La central ucraniana de Chernobil, escenario de la mayor catástrofe nuclear de la historia, desmontará sus instalaciones y exportará la chatarra, pese a las denuncias sobre la mortal radiactividad del metal.
?La venta comenzará en marzo. Ahora nos encontramos en el proceso de selección del material. Todo el metal será ?limpio? desde el punto de vista ecológico?, confirmó el servicio de prensa de la planta, donde se produjo el accidente el 26 de abril de 1986.
El director de la central, Alexandr Smishliayev, anunció hace una semana que la crisis presupuestaria que atraviesa la central, con una deuda de 4.3 millones de dólares, ha empujado a sus gestores a buscar nuevas estrategias de financiación.
En estos momentos, ?ya se están desmontando las unidades una y dos de la central, las más alejadas del cuarto reactor?, cubierto en la actualidad por un sarcófago de hormigón, ?la única parte que no será ni desmontada, ni vendida?, aseguró Smishliayev.
Tras reventar el cuarto reactor, Chernobil esparció hace dos décadas al medioambiente 200 toneladas de material nuclear con una radiactividad de 50 millones de curies, equivalente a 500 bombas atómicas de Hiroshima.
El proceso de desguace se prolongará por espacio de 50 años, aventuró el director, y algunos de los equipos aún pueden ser reutilizados en instalaciones nucleares de la misma clase.
?Para todos los equipos que se encuentran en el radio de 30 kilómetros existen los correspondientes permisos y datos de control dosimétrico?, agregó.
En cambio, según Vladímir Kuznetsov, director de seguridad nuclear de ?La Cruz Verde Rusa?, ?no existe ningún método para la desactivación del metal radiactivo?, ya que el material afectado sigue irradiando durante varias décadas hasta su descomposición.
En realidad, según la prensa ucraniana y rusa, en el negocio de la exportación de metal radiactivo de Chernobil ya participan 17 compañías privadas que suministran al mercado miles de toneladas, con un mientras los ingresos ascienden a 500 millones de dólares anuales.
La corporación ucraniana ?Ukrmetal? ha construido dos plantas para la desactivación de 100 toneladas diarias de metal radiactivo en las cercanías de la central, cuyas reservas de este material superan el millón de toneladas.
El alza de los precios del acero en los últimos doce meses (el laminado en frío ascendió de 315 a 585 dólares y el caliente de 405 a 678 dólares) ha convencido a los empresarios ucranianos de las grandes posibilidades que encierra el negocio de la transformación de la chatarra de Chernobil.
El principal destino de este material es Rusia, en especial Moscú, donde es utilizado para construir edificios de viviendas y jardines infantiles, a pesar de que la legislación vigente prohíbe la entrada en la ciudad de materiales radiactivos.
?En Chernobil tiene lugar el robo de metal ferroso y no ferroso que después cruza ilegalmente la frontera rusa?, denunció Kuznetsov en declaraciones a la prensa.
La organización rusa de defensa del consumidor ?Control Social? advierte que el contacto con material radiactivo puede causar graves patologías en el corazón, hígado, riñones y sistema nervioso, inmunológico y reproductivo.
El Gobierno ucraniano ha canalizado este año del presupuesto 2.4 millones de dólares para el mantenimiento de la central, cifra que está muy lejos de los 66.7 millones solicitados por la dirección.
Ucrania cerró en diciembre de 2000 la planta de Chernobil a cambio de ayuda internacional para construir nuevos reactores en las centrales nucleares de Jmelnitskaya y de Rivno, también en el noroeste del país.
Smishliayev ya advirtió a finales del pasado año que el peligro de accidente aún ?persiste?, ya que ?las unidades uno, dos y tres aún tienen combustible nuclear. Eso significa que los reactores, de hecho, siguen en funcionamiento?.
En la misma línea, el nuevo presidente ucraniano, Víctor Yúshenko, llamó la pasada semana a la comunidad internacional a asistir económicamente a Ucrania para descontaminar la zona de la catástrofe.
