Es prácticamente un hecho que Raúl Sifuentes Guerrero sea postulado por el Partido de la Revolución Democrática como candidato pluri a senador de la República. De hecho, el aún priista, ex candidote promotor de la fallida campaña “Tu firma sí gobierna”, en la que después de degustar el atole que con el dedo le dio el gobe Enrique Martínez, se gastó millonadas de pesos de los que todavía le andan cobrando facturas, está ya en la lista de senadores de representación proporcional que entrará directamente a cobrar en esa nominota sin tener que hacer gastos de campaña. Lo anterior significa que Sifuentes está prácticamente dentro del Senado, sólo que para ello tendrá que quitarse la camisa del tricolor y ponerse la verde-amarilla, cosa que no será muy difícil si con ella cobra. Y si bien es cierto el dirigente estatal del PRD, Abundio Ramírez Vázquez, no ha hablado nada bien de Sifuentes, el sampetrino está bien amarrado y hasta se presume como uno de los coahuilenses más cercanos a Andrés Manuel López Obrador, de tal forma que aunque don Abundio diga hasta misa, lo tiene sin cuidado.
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Mientras hay voces que lo promueven como precandidato del PRI a senador por Coahuila, el aún gobernador Enrique Martínez y Martínez ha repetido hasta el cansancio que entre sus planes políticos a corto y mediano plazo no está el de conseguir un escaño en la Cámara Alta. Sin embargo, no se trata que don Enrique no quiera convertirse en senador y con ello seguir ejerciendo poder y pegado a la ubre presupuestal, sino que su decisión más bien tiene que ver con el compromiso adquirido por los integrantes del desvencijado “Tucom”, en el sentido de que si bien aspiraban a disputarle la candidatura presidencial a Roberto Madrazo, ante el fracaso dicen, ninguno se conformaría o negociaría con senadurías o diputaciones federales. Por lo anterior, insisten los grillos, no es que Enrique Martínez no quiera ser senador, sino que no puede acceder a esa posición pues estaría faltando a su palabra y como se supone que él es hombre de compromisos y convicciones, debería darse por muerto en este caso, pero no hay que olvidar que su palabra es de político y que en la guerra, la política y el amor, cualquier hoyo es trinchera
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Algo similar sucede con el secretario de Gobierno, Abraham Cepeda Izaguirre, quien insiste en tener las tablas y méritos suficientes para contender por una curul dentro del Senado de la República. Sin embargo, el funcionario que acostumbra vestir de vaquero tal vez ha olvidado que ya perdió una elección, al contender frente al panista Rosendo Villarreal por la Presidencia Municipal de Saltillo y hasta ahora no se ha podido quitar ese estigma. Por si fuera poco, Cepeda Izaguirre pretende enfrentarse en las urnas con uno de los políticos panistas más respetados y populares de la región sureste del estado, el actual alcalde de Ramos Arizpe, Ernesto Saro Boardman. Dicen que sería como apostar fuerte al póquer teniendo “pachuca”.
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El actual diputado local, Gregorio Contreras Pacheco, anunció la posibilidad de buscar convertirse en el dirigente del partido estatal Unidad Democrática de Coahuila. El diputado Contreras sabe perfectamente que su ex compañero legislador, Evaristo Lenin Pérez Rivera, defenderá hasta donde le sea posible seguir al frente de la dirigencia, aún cuando está a punto de asumir como alcalde de Ciudad Acuña, pero el matamorense “ha nadado mucho en lo hondo”, es mañoso y sabe de qué lado se masca el chicle, lo que significa que si finalmente toma la decisión, será porque tiene escondido el as y Evaristo Lenin no tendrá de otra más que ceder la dirigencia del partido del cual se cree dueño. Pronto se verá en qué acaba este asunto.
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Nuestros subagentes que operan en la peronera ciudad de Saltillo nos informan que mientras al futuro secretario lagunero, Eduardo Olmos Castro, no le cae aún el veinte respecto a la “papa caliente”, que es la Secretaría de Obras Públicas, en Torreón siguen “aflorando” las obras mal hechas durante la Administración enriquista. Dicen que los que ya tomaron posesión de sus escritorios son los subsecretarios Virgilio Verduzco, Evaristo Madero y la dupla de Alejandro Gidi y Miguel Ángel Domínguez Serboni, estos últimos de tristes recuerdos para Torreón durante la Administración de Salomón Juan Marcos Issa. Los bien enterados dicen pues que en materia de licitaciones y contratos, igualmente en marcar las directrices de lo que se hará y se dejará de hacer, la línea ya se sabe de dónde vendrá y no será precisamente del ronco pecho de don Lalo.
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El problema del transporte urbano ya no es exclusivo de las ciudades como Torreón y Gómez Palacio; el entrampado asunto de este servicio público ya comienza a hacer estragos en otras latitudes, como en el Municipio de Matamoros, donde la falta de planeación y el vacío legal en esta materia ya han gestado dificultades que habrán de enfrentarse tarde o temprano. La falta de recursos humanos y materiales en la Dirección Estatal de Autotransporte de Coahuila, así como la falta de coordinación entre la citada dependencia y las autoridades municipales, la centralización en la designación de concesiones a nivel estatal y la participación de los diversos gremios sindicales, son sólo algunas de las causas de este problema. Por lo pronto las autoridades estatales deberán observar las condiciones en las que se encuentran las actuales unidades, así como si cuentan con el seguro de pasajero, sin mencionar la preparación de los choferes. Mientras tanto, las autoridades municipales deberán poner orden administrativo sobre las licencias y permisos de transporte que han otorgado. Tal vez la revisión de documentos en un escritorio es uno de los requisitos para otorgar licencias, permisos, placas, rutas, sin embargo, la falta de supervisión en la vida diaria es uno de los talones de Aquiles de las dependencias que regulan el transporte público, ya que quienes lo utilizan cotidianamente son las personas que corren los riesgos. Sólo habrá que esperar que las autoridades actúen como debe ser y no luego que ocurra un accidente, pues en este rubro corren riesgo quienes utilizan el servicio de transporte urbano y escolar en el Municipio de Matamoros.
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Y al que cada vez menos se ve en la Presidencia de Torreón, es a Guillermo Anaya. El alcalde anda promocionándose entre los panistas como la mejor opción para ser candidato a senador. Tan ocupado anda en esos menesteres, que ya se desatendió de toda la problemática municipal. No quiere saber nada de obras mal hechas, ni de controversias sobre el bono de marcha. Él está haciendo circo, maroma y teatro para lograr ocupar con una curul en el Senado de la República y no tener que pasar a vivir en el error, que al cabo aquí, el que venga que arree.
