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Vestigios del presidencialismo/Actitudes

José Santiago Healy

No estoy seguro si fue exactamente pena o miedo pero sentí una gran incomodidad al escuchar las palabras del presidente Vicente Fox.

En una gira por Yucatán, Fox declaró que su Gobierno ha hecho “mucho más” que cualquier otro régimen en la historia de México.

En el fondo lo que intentó decir el mandatario fue que su administración ha sido la mejor del país, lo cual está por verse.

Esta frase me hizo recordar la demagogia de los presidentes priistas que tendía a exacerbarse al final de cada sexenio, tal como parece suceder ahora con Vicente Fox.

Aún cuando esta administración fuera la mejor en la historia, ¿resulta sensato que Fox lo proclame o corresponde tal juicio a la población mexicana?

Luis Echeverría con su lema “Arriba y Adelante” pretendió sacar al país del Tercer Mundo y lo metió en una espiral inflacionaria y devaluatoria sin precedentes.

José López Portillo advirtió que México debía prepararse para administrar la abundancia, gracias a la riqueza petrolera. Pero sucedió todo lo contrario y a partir de 1981 el país entró en una crisis crónica cuyas secuelas todavía se sufren.

Miguel de la Madrid encabezó un Gobierno tan gris que ni siquiera tuvo ambiciones soñadoras. Lo más que hizo fue frenar las tendencias socialistas de su antecesor.

Carlos Salinas de Gortari anticipó llevar a México al primer mundo gracias a las reformas constitucionales emprendidas, pero la respuesta fue una insurrección armada de indígenas que protestaron por el abandono social y la pobreza ancestral.

Ernesto Zedillo fue más mesurado en sus planteamientos, no obstante insistió en llevar al país a una globalización, misma que tiene sumido al campo mexicano en una devastación impresionante.

Ahora es Fox quien habla de inversiones estratosféricas en carreteras y vivienda además de presumir que su Gobierno ha hecho “mucho más” que los anteriores.

Esta postura del político guanajuatense es tramposa e inexacta. A un año y medio de concluir su periodo nadie puede asegurar que este Gobierno ha sido mejor que sus predecesores y menos cuando están por venir los meses últimos que son tradicionalmente los más difíciles.

El Gobierno de Fox pasará a la historia sin duda alguna como el del cambio por haber dejado atrás setenta años de dictadura priista y por concretar la transición democrática.

En algunas áreas económicas y sociales el régimen foxista aportará buenos dividendos para el pueblo mexicano, pero es evidente que en otras áreas la situación es igual o peor que en el pasado.

Por ejemplo la inseguridad, la corrupción policíaca y el narcotráfico, están peor que nunca y no vemos señales de que las cosas se mejoren en el corto plazo.

En áreas tan importantes como el empleo, el campo, los derechos humanos y la salud, los avances han sido insuficientes para la dimensión de la problemática.

Los asesores presidenciales tendrán que recomendar al presidente que mantenga una posición modesta y reservada con respecto a su régimen.

De lo contrario la historia sexenal se repetirá y en breve tendremos a un merolico que día tras día presumirá de sus obras en clara muestra de vanidad política.

Dejar atrás las colinas del perro, las autobiografías ególatras, las despedidas faraónicas, los aniversarios multitudinarios y las candidaturas para cargos internacionales, son sólo algunas de las posturas que Fox deberá abandonar si en verdad se decide a superar el endiosamiento a la imagen presidencial.

Pronto veremos si Fox logra enterrar esa presidencia imperial que tanto ha dañado a México.

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jhealy@diariolatino.com

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