Realiza la Policía 29 detenciones; un bombero resulta con quemaduras de segundo grado en el rostro por un cóctel molotov.
EL PAÍS
PARÍS, FRANCIA.- Hasta 177 vehículos calcinados, una comisaría desvalijada, una concesionaria de automóviles arrasada, dos escuelas pasto de las llamas, un centro comercial destrozado y muchos contenedores de basura quemados, por no hablar de los daños sufridos por el mobiliario urbano, paradas de autobús, cabinas telefónicas y una novedad: cuatro disparos de bala contra la Policía, es el saldo de la ola de violencia que vive París.
Ayer al cumplirse una semana de la muerte de los dos adolescentes de Clichy sous Bois, en la periferia parisina, ha sido sin duda la noche más violenta. El protagonismo ahora corresponde a las bandas de los barrios que, en pequeños grupos, provocan a la Policía.
La Policía realizó 29 detenciones y hubo diez heridos leves, entre ellos un bombero con quemaduras de segundo grado en el rostro por un cóctel Molotov. El departamento de Seine-Saint-Denis, en el que se encuentra Clichy, sigue acumulando la mayor parte de las revueltas, aunque como si se tratara de una epidemia, cada día otras bandas de otras poblaciones de la periferia parisina se suman a esta guerra.
En varias poblaciones de Seine-et-Marne y Vald?Oise se han producido ya incendios de coches y luchas callejeras. Las bandas de tres de los cinco Departamentos que rodean la ciudad de París están en pie de guerra, sólo en Yvelines y Essonne, al oeste y el sur de la capital, no ha habido incidentes. La novedad ahora es que los encapuchados han ampliado su lista de objetivos a escuelas, restaurantes, concesionarias de automóviles o gimnasios, como el de Blanc-Mesnil que fue pasto de las llamas.
Otra primicia fue la aparición de las armas de fuego en manos de los manifestantes. En La Courneuve, una de las localidades más problemáticas del norte de París, se dispararon dos balas contra la Policía. Otros dos disparos se realizaron en Noisy-le-Sec y Saint-Denis.
Desde que estalló esta ola de violencia el jueves de la semana pasada, cuando dos jóvenes de 19 y 15 años murieron electrocutados al esconderse en el interior de un transformador en Clichy sous Bois creyéndose que les perseguía la Policía, además de extenderse por el mapa, se amplía en el tiempo. Los manifestantes ya sólo esperan a la puesta del Sol.
El miércoles no eran ni las 18:30 horas cuando en Bobigny, a unos pasos de la prefectura de Policía de Seine-Saint-Denis, alrededor de cuarenta jóvenes se abrieron paso por la fuerza en el centro comercial de esta localidad, rompieron los escaparates y agredieron a los dependientes y comerciantes que intentaban cerrar sus locales.
Para enseguida incendiar un coche justo enfrente de la Comisaría. Poco después se iniciaban los enfrentamientos entre grupos de manifestantes armados con bombas incendiarias y las Fuerzas Antidisturbios en las vecinas localidades de Tremblay, Sevran y Livry-Garan. Dos cócteles Molotov estallaron contra la Comisaría de Anthony.
Despliegan refuerzos
Unos dos mil agentes fueron distribuidos anoche en el departamento de Seine-Saint-Denis (afueras de París), para tratar de evitar otra noche de violencia tras los disturbios callejeros que, según el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, fueron ?organizados?.
Mientras, el primer ministro, Dominique de Villepin, que multiplica las reuniones frente a la crisis, dijo que quiere lanzar ?un diálogo?, en el ?respeto de todos?, para encontrar ?soluciones adaptadas? a los problemas de los barrios periféricos.
Pero insistió en que frente a estas violencias ?inaceptables?, la prioridad es ?el restablecimiento del orden público?, tal como había recalcado unas horas antes en el Senado, al endurecer el tono.
Lo ocurrido la pasada noche en Seine-Saint-Denis ?no tenía nada de espontáneo. Estaba perfectamente organizado y estamos tratando de saber por quién y cómo?, dijo Sarkozy.
Y reactivó anoche un centro operacional encargado de la coordinación de los medios de lucha contra la violencia callejera.
La mitad de las 40 localidades de Seine-Saint-Denis fue escenario de violencias callejeras por parte de jóvenes, por séptima noche consecutiva, y los disturbios se extendieron a otros barrios periféricos de París, igualmente marcados por la inmigración, la pobreza, el desempleo y la delincuencia.