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Viven a la intemperie víctimas en Pakistán

EL PAÍS

ISLAMABAD, PAKISTÁN.- El temor a que el invierno, que se asoma por las cumbres del Himalaya, haga estragos entre los más de dos millones de personas que se han quedado sin casa ha llevado al Gobierno paquistaní a ordenar la importación inmediata de 100 mil tiendas de campaña y dos millones de mantas. Con ayuda de la ONU, Pakistán quiere establecer campamentos semi-permanentes que cubran las necesidades básicas de la población mientras se reconstruye la zona devastada por el terremoto del pasado sábado, que ha causado alrededor de 25 mil muertos, según cifras oficiales.

La reconstrucción es una tarea titánica por ser un área montañosa de muy difícil acceso, donde el primer gran escollo a salvar será la retirada de los escombros de más de 200 mil viviendas y edificios públicos que han quedado destruidos. Muchos son de hormigón, lo que requiere el uso de maquinaria pesada que deberá trasladarse a esos pueblos. Pero de momento, lo más urgente es dar un cobijo mínimo a la enorme masa de población que sigue a la intemperie.

REABREN VÍAS

La llamada carretera del Karakorum, que conduce hasta el paso del mismo nombre que une Pakistán y China y recorre buena parte del escenario de la tragedia, fue abierta ayer al tráfico, lo que facilitará la distribución de la ayuda humanitaria. Pese a ello, gran parte de los caminos que llevan a los caseríos, que pueblan las faldas de las montañas, permanecen bloqueados, lo que significa que no hay acceso a casi un 20 por ciento de las viviendas derruidas.

Un alto funcionario de las Naciones Unidas advirtió que la reconstrucción de la zona costará miles de millones de dólares y podría tardar hasta una década.

Decenas de aviones cargados con todo tipo de ayuda, desde comida y medicinas a tiendas de campaña y hospitales móviles, aterrizaron ayer en Pakistán, que ha movilizado a 80 mil soldados para tareas relacionadas con la catástrofe, tanto para restablecer una infraestructura mínima de carreteras, electricidad, telecomunicaciones y agua potable, como para facilitar la distribución de la ayuda.

La respuesta de los paquistaníes al desastre ha sido muy generosa. Todas las instituciones oficiales y muchas privadas han establecido centros para recolectar donaciones para las víctimas. El viernes, día festivo de los musulmanes, fue utilizado por miles de ciudadanos para llevar hasta las regiones de Cachemira y de la Provincia Fronteriza del Noroeste todos los bienes recogidos a lo largo de esta semana, lo que ha supuesto un auténtico caos de tráfico con horas de bloqueo y un retraso en la distribución de la ayuda internacional.

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