Durango

Viven marginadas familias Tepehuanas

Veinte familias de la comunidad de Santa María de Ocotán y Xoconoxtle decidieron emigrar en busca de una mejor calidad de vida.

El Siglo de Durango

A la intemperie y con un alto grado de marginalidad viven una veintena de familias de la comunidad de Santa María de Ocotán y Xoconoxtle del municipio de Mezquital, en una de las zonas más céntricas de la ciudad de Durango, la mayoría tepehuanos que decidieron emigrar en busca de una mejor calidad de vida.

A veces parecería común encontrar en la capital del estado familias duranguenses que viven en condiciones precarias, sobre todo aquellas que moran en la periferia de la ciudad, en cerros donde llegar se torna difícil o en lugares apartados del Centro Histórico.

Sin embargo, muy cercano a una de las principales avenidas de la ciudad, a dos cuadras de la calle Cuauhtémoc, se encuentra una casa que hace algunos años fue adquirida por la comunidad de Santa María de Ocotán, un lugar que se caracterizó por contar con una gran riqueza en recursos maderables y que en el presente se encuentra en veda por la explotación inmoderada de los mismos.

En este lugar viven de manera permanente alrededor de 20 familias porque de manera temporal llegan 50 personas.

Al entrar a este lugar se observa un edificio de color verde que hace 30 años operó como oficinas de la comunidad; en 2005 sirve para casa-habitación de algunas personas de esta región, espacio que no ha sido suficiente, ya que alrededor de 20 familias viven a la intemperie, según lo que comentó Eliseo Gurrola García, trabajador de la CNC.

En este lugar no se reciben apoyos por parte de alguna autoridad o de organizaciones no gubernamentales y la mayoría de la personas que arriban de Mezquital vienen a realizar a algunos trámites o a comprar algunos víveres.

Rosa Reyes de la Cruz, originaria de la comunidad de Llano Grande, población que se ubica muy cerca de la comunidad de Santa María de Ocotán, quien vive en este lugar con su familia prácticamente al aire libre, y la cual está compuesta por tres hijos, hermanos y su mamá todos duermen en una casa de campaña construida con hules y algunos palos. Los alimentos los elabora al aire libre en un comal de leña.

Mencionó que lleva dos años viviendo en estas condiciones y para llevar alimento a su familia tiene que trabajar lavando ropa y también pidiendo ayuda a algunas personas y como se puede.

Indicó que algunos miembros de su familia viven en el lugar en las mismas condiciones. Rosa llegó a Durango en busca de una mejor calidad de vida, ya que, según sus palabras, en su lugar de origen no hay trabajo para las mujeres, por eso su llegada a la ciudad.

María Candelaria, quien llevaba viviendo ocho años en el lugar en un jacal de una sola habitación, al igual que Rosa Reyes, llegó a la ciudad en busca de trabajo, ya que en la Sierra no hay fuentes de empleo.

Ella se hace cargo de sus nueve hijos y trabaja en un restaurante; debido a las condiciones económicas por las que atraviesa sus hijos no acuden a la escuela, permanecen en este lugar todo el día.

Un ambiente desolador por las condiciones precarias en que se vive, así como niños corriendo por el lugar es lo que se puede observar en esta casa que, paradójicamente, aun cuando se ubica en la calle Alberto Terrones, en el centro de la ciudad, se encuentra olvidada y con alto grado de marginación.

Leer más de Durango

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Durango

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 188690

elsiglo.mx