Registran poca afluencia los colegios electorales habilitados en 14 países del mundo.
Los iraquíes acuden esta semana por tercera vez a las urnas, en esta ocasión para elegir un nuevo Parlamento del que saldrá un gobierno.
Bagdad, (EFE).- Más de un millón y medio de iraquíes que viven en el exterior tienen hoy una cita con las urnas, dos días antes de que se celebren en el resto del país los comicios parlamentarios que pondrán fin al proceso de transición diseñado por EU.
Los expatriados comenzaron a depositar su voto en los colegios electorales habilitados en 14 países del mundo, bajo férreas medidas de seguridad en la mayoría de los estados de Medio Oriente por el temor a atentados.
El proceso se prolongará hasta el mismo jueves 15, día en el que está previsto que los comicios se celebren en Irak.
Esta mañana, en Jordania, los doce colegios electorales habilitados abrieron las puertas muy temprano y a mediodía no era mucha la gente que se había acercado hasta ellos.
Datos no oficiales calculan que alrededor de medio millón de iraquíes residen con permiso de trabajo en Jordania, pero que decenas de miles más permanecen de forma ilegal en el país.
Para facilitar el éxito del proceso, el Gobierno jordano ha permitido que se abran diez colegios en escuelas de Ammán, uno en la ciudad de Irbid y otro en Zarqa, la localidad de la que procede Abu Musab Al Zarqawi, el presunto cabecilla del brazo la red terrorista internacional Al Qaeda en Irak.
Además, representantes de los principales partidos han obtenido autorización para ingresar en el país y realizar su campaña electoral, pese a la disconformidad de la oposición jordana, contraria a la presencia militar de EU en Irak.
La vicepresidenta de la Comisión Electoral Independiente iraquí, Hamdiyah Huseini, instó el lunes a todos sus compatriotas que viven en Jordania y el resto del mundo a participar en un proceso considerado clave en el futuro del país.
Huseini subrayó que ha recibido "garantías" de las autoridades de Jordania de que todos los permisos de residencia quedará renovados de forma automática hasta el final del proceso de votación, que concluirá el jueves por la noche.
La votación en Jordania se realiza bajo severas extremas medidas de seguridad, obsesivas desde que el pasado nueve de noviembre el primer triple atentado suicida de la historia del país segara la vida de más de sesenta personas en Ammán.
El Gobierno jordano culpó del mismo a un grupo de radicales iraquíes que al parecer cruzaron la frontera días antes, cargados de explosivos.
Las medidas de seguridad incluyen el cierre, desde el lunes, del paso fronterizo de Karameh, que no será reabierto hasta el próximo sábado.
En Siria, donde viven alrededor de 150 mil iraquíes con derecho a voto -y cientos de miles ilegales, según el propio régimen- eran pocos los ciudadanos que se habían acercado a los diez colegios abiertos, nueve en Damasco y uno en Alepo.
En Emiratos Árabes Unidos la asistencia tampoco era fluida este martes, aunque la embajada espera que en los tres días en los permanecerán abiertos los 24 colegios electorales se supere el índice de participación de las anteriores elecciones.
El coordinador de la Comisión Electoral Independiente iraquí en EAU, Jaled Mohamed al Barwari, declaró a EFE que "se espera que un 35 por ciento más de electores iraquíes participen en estos comicios.
"En las últimas elecciones recibimos 34 mil votantes en Abu Dabi y unos 14 mil en Dubai. Ahora esperamos que estas cifras aumenten un 35 por ciento", aseguró Al Barwari.
Los primeros expatriados en votar fueron, sin embargo, algunos de los más de 20 mil iraquíes que viven en Australia.
Además del citado país, los iraquíes que viven lejos de su país podrán elegir la nueva Asamblea en Estados Unidos, Austria, Canadá, Dinamarca, Irán, Suecia, Alemania, Turquía y el Reino Unido.
Los iraquíes acuden esta semana por tercera vez a las urnas, en esta ocasión para elegir un nuevo Parlamento del que saldrá un gobierno que ya no será de transición.
Los comicios arrancaron el lunes con el voto de las fuerzas de Seguridad, los enfermos y los presos a los que no se les imputa delitos de terrorismo.
